Season 1, episode 10
Luis enjoys his life as a ranchero. He likes taking care of animals. But being on a ranch requires specific footwear, namely boots (botas). Luis has a special friend that he wants to spend time with on the ranch, but she does not have boots, so Luis decides to get her some. Luis goes (va) all over town, including the shoe store (zapatería) the bank (banco) and the gas station (estación de gas) as he tries to buy (comprar) the perfect boots. Will he be able to get what he wants?
Las botas
Hay un chico. El chico se llama Luis. Luis tiene diecisiete años. Luis es alto, guapo y castaño. Luis vive en Wyoming. Luis vive en un rancho en Wyoming. Luis es ranchero. A Luis le gusta vivir y trabajar en el rancho. Le gusta trabajar con los animales en el rancho. Pero hay un problema. Los animales del rancho producen mucho popó. Entonces Luis lleva botas. Siempre lleva botas. Le gustan las botas.
Luis tiene una amiga especial. La amiga especial de Luis se llama Sally. Sally es mediana, bonita y rubia. A Luis le gusta pasar tiempo con Sally. Él piensa que Sally es perfecta, con una excepción. Sally no tiene botas. Sally siempre lleva sandalias o zapatos bonitos y no quiere popó de animales en sus zapatos bonitos. Entonces, Sally no visita el rancho.
A Luis le gusta Sally mucho y quiere pasar más tiempo con ella en el rancho. Entonces, Luis decide comprar botas para Sally en la ciudad. Luis tiene una camioneta azul y viejo. Luis va a la ciudad en su camioneta. Va a la zapatería en la ciudad. La zapatería vende zapatos, sandalias y botas.
Luis entra la zapatería. En la zapatería hay un hombre. El hombre es bajo y gordo. El hombre trabaja en la zapatería. El hombre dice:
—Hola, ¿cómo le puedo servir?
—Busco botas —Luis responde.
—Tengo muchas botas —el hombre dice.
Luis mira las botas. Hay botas cafés, rojas, azules, rosadas y púrpuras. A Luis le gustan las botas púrpuras porque la púrpura es el color favorito de Sally.
—¿Cuánto cuestan las botas púrpuras? —Luis le pregunta al hombre.
—Cuestan doscientos cincuenta y nueve dólares, señor.
Luis está sorprendido. Las botas cuestan mucho dinero. Luis no tiene suficiente dinero y no tiene su tarjeta de crédito. Luis necesita ir al banco.
Luis abre la puerta de su camioneta. Luis va al banco en su camioneta vieja. El banco tiene muchos servicios de dinero. El banco cobra cheques, hace negociaciones y da préstamos. También es posible sacar dinero de una cuenta.
Luis entra al banco. En el banco, Luis mira una mujer. Ella es muy alta y morena. La mujer trabaja en el banco. Ella dice:
—Hola, ¿cómo le puedo servir?
—Busco dinero —Luis responde.
—Tengo dinero —la mujer dice. Luis dice la información de su cuenta bancaria a la mujer y la mujer mira el dinero de Luis en la computadora. Luis tiene suficiente dinero en el banco.
—¿Cuánto dinero necesita usted? —la mujer pregunta.
—Yo necesito doscientos cincuenta y nueve dólares, por favor —Luis responde.
La mujer cuenta doscientos cincuenta y nueve dólares y se lo pasa a Luis. Luis toma el dinero y dice:
—¡Gracias!
—De nada —la mujer responde.
Luis corre a su camioneta. Ahora tiene el dinero y necesita volver a la zapatería para comprar las botas púrpuras. Luis va a la zapatería en su camioneta vieja.
Después de cinco minutos, la camioneta para. ¡Para en medio de la calle! Luis mira los controles y mira un problema. ¡No hay gasolina en la camioneta! Ahora Luis tiene dos problemas: necesita comprar las botas para Sally, pero también necesita comprar gasolina para la camioneta.
Luis empuja la camioneta a la estación de gas. Luis decide que necesita la gasolina más que las botas. En la estación de gas, Luis mira un hombre. El hombre es mediano y flaco. El hombre trabaja en la estación de gas.
—Hola, señor. ¿Cómo le puedo servir? —el hombre le pregunta a Luis.
—Busco gasolina —Luis responde.
—¡Tengo gasolina! —el hombre dice.
El hombre llena el tanque de la camioneta. La camioneta usa mucha gasolina. Al fin, Luis pregunta:
—¿Cuánto es?
—Sesenta y cinco dólares —el hombre responde.
Luis cuenta sesenta y cinco dólares del dinero del banco. Luis está triste. Ahora no tiene dinero suficiente para las botas púrpuras para Sally. Y no tiene tiempo volver al banco. Entonces Luis decide ir a la zapatería. Posiblemente hay otras botas de menos dinero.
—¡Hola! ¿Va a comprar las botas púrpuras? —dice el hombre que trabaja en la zapatería cuando Luis entra.
—No tengo suficiente dinero para las botas púrpuras.
Luis cuenta su dinero. Originalmente tenía doscientos cincuenta y nueve dólares. La gasolina costó sesenta y cinco dólares. Entonces ahora Luis tiene ciento noventa y cuatro dólares.
—¿Tiene usted botas que cuestan ciento noventa y cuatro dólares? —Luis pregunta.
El hombre mira las botas. ¡Las botas rojas solo cuestan ciento noventa y cuatro dólares. Entonces Luis compra las botas rojas.
Luis prepara una noche fantástica para Sally. A Luis le gusta Sally mucho. Luis quiere ir a un restaurante elegante y quiere dar las botas a Sally en un momento romántico. Después, quiere caminar con Sally en el rancho.
Luis va a la casa de Sally en su camioneta vieja. Sally vive en una casa enorme en la ciudad. En la camioneta Luis habla mucho. Sally no dice nada. Sally solo escucha.
En el restaurante elegante, Luis come bistec y papas. Sally come una ensalada con pollo. Luis habla mucho. Sally no dice nada. Sally solo come y escucha.
Después de comer, Luis prepara el momento romántico. Luis mira a Sally y dice:
—Sally, yo pienso que tú eres fantástica.
Sally no dice nada. Luis continúa:
—Sally, yo quiero pasar más tiempo contigo. Quiero caminar mucho en el rancho, entonces yo compré estas botas para ti.
Luis pasa las botas a Sally. Sally no acepta las botas. Ella mira las botas con disgusto. Por fin Sally habla.
—Luis, no me gustan los ranchos, no me gustan las botas, no me gusta caminar en el popó de animales, no me gusta tu camioneta vieja y no me gusta el color rojo. Adiós.
Luis está muy sorprendido y triste. Sally toma un taxi a su casa y Luis camina a su camioneta solo. Cuando camina, Luis tiene una idea.
Luis decide visitar la casa de una amiga de Sally. Luis va a la casa de Hilda. Hilda es muy simpática. Ella vive en un rancho también. Ella no tiene problemas con el popó de animales o las camionetas viejas. Luis toca a la puerta y mira a Hilda.
—Hola, Hilda. ¡Yo compré unas botas para ti!
—¡Me encanta el rojo! —Hilda dice con una sonrisa—. ¿Quieres caminar en el rancho conmigo?
El fin
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