Season 3, episode 8
In the year 1531 the Virgen Mary appeared to humble Mexican peasant by the name of Juan Diego. She had a message for the bishop. Initially, he didn’t believe Juan Diego. He thought we has telling “mentiras” (lies), not “la verdad” (the truth). He asked for a “señal” (sign). Later, Juan Diego returned, and the Virgen’s image miraculously appeared on his tilma, or cloak. That image has become known as “La Virgen de Guadalupe” and is celebrated and honored every December.
This religious legend repeats vocabulary such as “obispo” (bishop), “cura” (priest), “milagroso” (miraculous), and “iglesia” (church), The legend is mostly told in the past tense, with some present tense in the dialogue and at the end.
La Virgen de Guadalupe
Durante de la conquista, había muchos curas católicos en México. Los curas tenían un trabajo. Su trabajo era convertir a la gente nativa al cristianismo. Los curas tenían muchos problemas. La gente nativa no quería convertirse. Ellos preferían sus dioses aztecas. Pero, en el año mil quinientos treinta y uno (1531), hubo un milagro en México que cambió todo.
Había un hombre que se llamaba Juan Diego. Juan Diego era un azteca que se convirtió al catolicismo. Juan Diego era un hombre muy humilde. No tenía mucho dinero. No era un hombre importante. Era un hombre normal.
Un día, Juan Diego caminaba. Caminaba en el cerro del Tepeyac en el norte de la Ciudad de México. Fue el nueve (9) de diciembre. Juan Diego caminaba en el cerro y miraba la naturaleza. Estaba muy feliz.
De repente, hubo una luz brillante. En la luz, Juan Diego vio una mujer. La mujer era muy bonita. Juan Diego estaba muy sorprendido por la apariencia de una mujer en un círculo de luz en el cerro del Tepeyac. Tenía miedo de la mujer. Entonces la mujer habló. Cuando Juan Diego escuchó las palabras de la mujer no sentía miedo, sentía paz.
La mujer habló con Juan Diego. Pero ella no habló en castellano, el lenguaje de los españoles. Ella habló en nahuatl que es el lenguaje de los aztecas. Entonces Juan Diego, como azteca, comprendió todas sus palabras. La mujer dijo:
—Hola Juan. Soy María, madre de Dios.
—¡Señora! ¿Por qué habla usted conmigo? Solo soy un hombre humilde —Juan Diego dijo. Él estaba muy sorprendido.
—Los hombres humildes son los más nobles —la Virgen respondió—. Tengo un mensaje para el obispo. ¿Puedes ir al obispo de mi parte?
—Claro que sí señora. ¿Qué es el mensaje?
—Dile al obispo que quiero una iglesia en mi honor en el cerro del Tepeyac. Gracias por llevar mi mensaje.
Entonces la Virgen se desapareció.
Juan Diego corrió del Tepeyac a la iglesia para hablar con el obispo. Juan Diego relató toda la visión milagrosa de la Virgen y su mensaje de tener una iglesia en su honor en el cerro del Tepeyac.
El obispo miró a Juan Diego. Juan Diego era pobre y no era importante. En adición, Juan Diego era un azteca y un converso al fé católico. ¿Por qué habló la Virgen María con él? El obispo habló (en castellano, no en nahuatl).
—¡No te creo! —el obispo dijo—. ¿Por qué habla la Virgen con un azteca? ¡Tú eres un mentiroso! ¡Dices mentiras!
—¡No soy un mentiroso! Digo la verdad —Juan Diego insistió.
Pero el obispo no creyó a Juan Diego. No creyó que la Virgen apareció a él en Tepeyac. El obispo dijo «adiós» a Juan Diego y dijo que no iba a construir una iglesia para la Virgen.
Juan Diego estaba decepcionado con el obispo. Él no decía mentiras, él decía la verdad. ¡Él vio a la Virgen! ¡Él no era un mentiroso! ¡Decía la verdad! Juan Diego estaba decepcionado y triste, pero no pudo convencer al obispo. Entonces, Juan Diego caminó a su casa.
Poco después, la Virgen apareció de nuevo en Tepeyac y habló con Juan.
—Juan, ¿por qué estás triste?
—El obispo no me cree. El obispo cree que todo es una mentira. No cree que yo diga la verdad.
—Juan, mijo, necesitas insistir. Yo quiero una iglesia en mi honor en el cerro del Tepeyac. Por favor, vuelve al obispo con mi mensaje.
Pues, Juan Diego volvió a la iglesia para hablar con el obispo. Juan Diego repitió su visión y el mensaje de la Virgen. Juan Diego repitió que la Virgen apareció y dijo que quería una iglesia en su honor el cerro del Tepeyac. Juan Diego dijo que él no era un mentiroso y que decía la verdad.
El obispo todavía no creyó a Juan Diego. El obispo pensó que Juan Diego era un mentiroso. Pero Juan Diego insistió. Insistió que vio a la Virgen y que ella quería una iglesia en su honor. Entonces el obispo dijo:
—Quiero una señal.
—¿Una señal? —Juan Diego repitió.
—Sí. Quiero una señal que estás diciendo la verdad. Necesito una señal milagrosa de la Virgen. La señal es la evidencia que ella es real, que tu visión es real. Dame una señal, Juan Diego.
Después de la reunión con el obispo, Juan Diego caminó al Tepeyac. En el cerro, la Virgen apareció. Juan Diego relató las palabras del obispo. Juan Diego reportó que el obispo quería una señal. Reportó que el obispo necesitaba una señal milagrosa para creer las palabras de Juan Diego.
La Virgen dijo que en dos días ella daría una señal a Juan Diego. Juan Diego tenía que ir al cerro Tepeyac en dos días para recibir la señal. Obviamente, Juan Diego aceptó todo y planeó ir al cerro en dos días.
Desafortunadamente, el tío de Juan Diego se puso muy enfermo. Estaba al punto de morir. Juan Diego estaba muy preocupado por su tío y corrió a la ciudad por un cura. Su tío estaba muy enfermo y quería hablar con un cura antes de morir.
Juan Diego sabía que necesitaba hablar con la Virgen, pero su tío necesitaba un cura. Entonces él corrió a la ciudad. Usó una ruta diferente de normal porque no quería caminar por el cerro del Tepeyac. No quería hablar con la Virgen. Pero, en el camino a la ciudad, la Virgen apareció y le habló:
—Juan, mijo, ¿adónde vas?
—Lo siento mucho señora. Mi tío está muy enfermo. Está al punto de morir y necesita un cura para confesar —Juan Diego dijo con mucha preocupación.
—Juan, ¿no estoy yo aquí, que soy tu madre? No te preocupes por tu tío. Tu tío está bien. No va a morir. Yo estoy aquí —la Virgen dijo.
—¡Gracias señora! —Juan Diego lloró.
—Ahora, necesitas subir el cerro del Tepeyac. Corta las flores que están el el cerro. Luego, da las flores al obispo.
—Como usted manda, señora.
Entonces, Juan Diego fue al cerro del Tepeyac. Hacía mucho frío porque fue el doce (12) de diciembre. Típicamente no había flores en el cerro del Tepeyac en diciembre. Pero, en el cerro Juan no solamente encontró flores, encontró rosas de Castilla. Las rosas de Castilla no eran nativas a México. No existían en México. ¡Fue un milagro!
Juan Diego estaba muy sorprendido. Cortó las rosas milagrosas y las puso en su tilma, que es como una capa. Cuando su tilma tenía muchas rosas, fue a la ciudad para hablar con el obispo.
Juan Diego entró a la iglesia para hablar con el obispo. Tenía su tilma con todas las rosas milagrosas. Cuando Juan Diego vio al obispo dijo:
—Aquí está la señal que usted quería.
Entonces, Juan Diego abrió su tilma y las rosas se cayeron al suelo. El obispo estaba muy sorprendido. Pero no estaba sorprendido porque de las rosas. No estaba sorprendido que Juan tenía rosas de Castilla en México en diciembre. El obispo estaba sorprendido porque en la tilma de Juan Diego, había una imagen. Había una imagen milagrosa de la Virgen.
El obispo tenía su señal. Tenía su milagro. El obispo construyó una iglesia en el honor de la Virgen, que ahora se llamaba la Virgen de Guadalupe. La tilma de Juan Diego con la imagen de la Virgen de Guadalupe estaba en la iglesia en el cerro del Tepeyac por muchos años.
Después de la apariencia de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, había muchos conversos aztecas a la iglesia católica. Ellos visitaban la iglesia en el cerro del Tepeyac para honrar a la Virgen.
Ahora, hay una basílica enorme en la Ciudad de México en honor de la Virgen de Guadalupe. La tilma de Juan Diego con la imagen de la Virgen todavía existe y está en la basílica para todos a ver . Personas de todo el mundo visitan la basílica para honrar a la madre de Dios y para ver la imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe.
El fin.
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