Simple Stories in Spanish: Mi salud mental

Season 8, episode 24

I have been thinking a lot lately about mental health. I usually feel like I have a good grasp of my own mental health, but there are days I want to ignore the world and all my responsibilities in it. I have many activities that help boost my mental health and today I would like to share a few. Please note, I am not a mental health professional and what works for me may not work for everyone.

This story is told in the first person using mostly the present tense. Important vocabulary in the story includes: “me siento” (I feel), “salud” (health), “levantar pesas” (lift weights), and “felicidad” (happiness).

Mi salud mental

La salud mental es un tema muy importante, pero a aveces ignorado. La salud mental afecta cada aspecto de la vida. Si estamos en mala salud mental, no comemos bien ni queremos hacer ejercicio, lo cual afecta nuestra salud física. Si estamos en mala salud mental, no queremos interactuar con otras personas. No queremos hacer las cosas que necesitamos para sobrevivir. Es fácil caer en depresión.

Siempre he pensado que necesito cuidar mi salud mental. Creía que tenía muchas cosas bajo control. Sin embargo, un gran evento ocurrió en mi vida en febrero de 2022 (dos mil veintidós). Ese evento me causó a evaluar mi salud mental y el impacto de otras personas en mi bienestar.

Ahora estoy muy consciente de mi salud mental. Reflexiono sobre mi estado de ánimo y mis actividades. Cuando noto que estoy de mal humor, reflexiono sobre el por qué e intento remediar la situación.

Hago varias cosas para mejorar mi salud mental. Primero, trato de pensar de manera positiva. Cuando la vida es difícil, intento encontrar al menos una cosa, aunque sea pequeña, que me traiga felicidad. Por ejemplo, este fin de semana me sentía muy sola, como típicamente me siento cuando mis hijos están con su papá. Entonces salí de mi casa en busca de algo que me hiciera feliz. La pequeña cosa que me trajo alegría fue un bosque de álamos temblones con sus hojas amarillas. Me paré en medio de los árboles y respiré el aire fresco. Escuché el viento y sentí el sol en mi cara. Me sentí mejor casi de inmediato. Aún me sentía sola, pero la felicidad fue más fuerte que la soledad.

La felicidad es un bosque de árboles amarillos.

Es difícil ser positiva cuando estoy con personas negativas, así que intento ignorar las voces negativas. Existe una diferencia entre los comentarios constructivos y los comentarios negativos. En el pasado, pasé mucho tiempo pensando en los comentarios negativos. Un solo comentario negativo podía arruinar todo mi día, incluso si había diez comentarios positivos. Por eso, decidí ignorar a las personas negativas. 

Paso tiempo con personas positivas. Tengo amigos fantásticos que me escuchan y me ayudan. Cuando tengo un mal día, llamo a mi hermana o hablo con una amiga. Ellas me escuchan y me ofrecen apoyo y, a veces, soluciones. Yo trato de hacer lo mismo por ellas. 

Me gusta hablar con mi hermana porque es una persona positiva

Hay mucha negatividad en el mundo. Si me enfoco en lo negativo, me convierto en una persona negativa. Por lo tanto, para evitarlo, no paso mucho tiempo en las redes sociales. Sé que las redes sociales también tienen aspectos positivos, como fotos de mis sobrinos o estudiantes y videos de gatos, pero en general, no me siento bien después de pasar tiempo en las redes sociales.

Además de pensar de manera positiva, hago ejercicio. Creo que mi fuerza física está conectada con mi fuerza mental. Cuando estoy físicamente fuerte, también soy mentalmente fuerte. Cuando puedo, levanto pesas. No tengo un espacio para un gimnasio en mi casa y no tengo tiempo para ir a uno, así que muevo mi mesa y levanto pesas en el comedor. Levantar pesas no es mi actividad favorita, pero siempre me siento bien después.

Cuando estoy enojada, corro. No me gusta mucho correr, pero cuando estoy enojada y llena de adrenalina, me siento mucho mejor si corro. Tengo una cinta de correr en mi comedor y corro hasta que no puedo más. Luego, camino hasta que puedo volver a correr y repito el ciclo. Al final, estoy demasiado exhausta para estar enojada. Mi mente se llena de endorfinas y me siento mucho mejor.

No puedo levantar pesas ni correr todos los días, pero sí puedo caminar. Camino todos los días durante mis 30 (treinta) minutos de lonche. Enseño clases de las 9 (nueve) de la mañana hasta las 4 (cuatro) de la tarde. Mi único descanso en todo ese tiempo es el lonche, o almuerzo. En vez de comer, salgo afuera con dos maestras de inglés y caminamos. Damos vueltas alrededor de la escuela. Normalmente hacemos 3 (tres) vueltas. En un buen día, hacemos 4 (cuatro) vueltas, que son más o menos dos millas. 

Mientras caminamos, hablamos de nuestras clases, estudiantes y vidas. A veces pensamos en soluciones para problemas escolares. Otras veces hablamos de lo que hicimos durante el fin de semana o nuestros planes para las vacaciones. Sentimos el sol y respiramos el aire fresco. Cuando terminamos, estamos renovadas para enseñar tres clases más.

Sé que la comida es importante para la salud mental. Cuando como mal, me siento mal. Trato de comer bien, pero a veces es difícil porque no me gusta nada cocinar. Como proteína y vegetales. Para poder caminar en mi lonche, traigo un lonche que puedo comer entre clases, como un licuado de proteína, un yogur con granola, fruta, queso y nueces. También bebo mucha agua. Bebo dos a tres litros de agua por día.

La salud física y la salud mental están conectadas. Sin embargo, necesitamos hacer más que actividad física para cuidar de nuestra salud mental. Otra cosa que hago todos los días es leer. Leo un libro físico, porque creo que leer de un dispositivo electrónico no tiene el mismo efecto en mí. Cuando leo, me calmo. Me escapo de mi mundo y mis problemas por un momento. Aprendo de momentos históricos o siento empatía por grupos de gente con problemas más graves que los míos. Creo que leer es tan importante que todas mis clases comienzan con seis minutos de leer, no solo porque es una excelente manera de aprender español, sino también porque tiene muchos beneficios para la salud mental.

De vez en cuando, miro una película o un programa de televisión que me hace reír o llorar. Al igual que un libro, me escapo en la historia y encuentro felicidad. 

Es difícil para mi estar quieta, así que típicamente tejo o hago crochet mientras veo. Crear algo con mis manos me tranquiliza y me ayuda a concentrarme. Además, al fin tengo algo bonito. A veces tejo durante reuniones o durante la iglesia.

Mi religión me ayuda mucho con mi salud mental. Cuando la vida es difícil y siento que no puedo más, hablo con Dios. Canto canciones religiosas, escucho música espiritual y leo la Biblia. Mi fé es una parte esencial de mi vida y mi salud mental.

A veces es difícil mantener la salud mental sin ayuda profesional. He participado en terapia que me ayudó mucho. Mi terapeuta me ayudó a reconocer mis emociones y las causas de mis emociones. Me dio ideas para cambiar mi mentalidad y controlar mis reacciones. 

Hay momentos cuando simplemente no quiero hacer nada, cuando la vida parece demasiado complicada y difícil. Esos días, pongo música viva. Me levanto y limpio la casa o manejo hasta un sendero remoto. Me empujo a caminar, si es el invierno a esquiar, por horas y a pasar tiempo en la presencia curativa de la naturaleza. Cuando veo la belleza y la grandeza de la naturaleza, mis problemas parecen pequeños. Recuerdo que puedo hacer cosas difíciles y que no necesito hacerlas sola; tengo a mi familia, a mis amigos y a mi Dios.

La grandeza de la naturaleza cambia mi perspectiva

Cuando tengo un mal día y ninguna otra actividad me ayuda, siempre me siento mejor después de un abrazo de mis hijos. Tengo dos hijos maravillosos y estoy muy agradecida por ser su mamá. Quiero darles un buen ejemplo de salud física y mental.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: La cerámica de Lisa

Season 8, episode 23

Thirty years ago, Lisa took a pottery class. She learned the basics of throwing, forming, and firing clay. Now she is an expert potter, creating pieces for stores, events, and individuals.

This story is told in the third person using the present and past tenses. Important vocabulary in the story includes: “la cerámica” (ceramics/pottery), “arcilla” (clay), “barbotina” (slip: water-clay mixture), “tornear” (to throw clay on a wheel), “torno” (pottery wheel), “esmaltar” (to glaze), and “asas” (handles).

La cerámica de Lisa

Hace 11 (once) años tomé una clase de cerámica. Siempre había estado fascinada por el movimiento de la arcilla en las manos de un ceramista y quise aprender cómo tornear. La clase duró quince semanas y aprendí a construir objetos mediante el torno. Hice unos boles chiquitos que no son muy bonitos, pero me divertí mucho. Hay algo especial en trabajar con arcilla y crear algo con las manos. A veces pienso en tomar otra clase, tal vez cuando me retire de ser maestra.

Lisa también tomó una clase de cerámica. Lisa es una mujer que vive en el estado de Nueva York. Hace 30 (treinta) años estaba trabajando en relaciones públicas y quiso hacer algo creativo en su tiempo libre. Encontró un estudio que ofrecía clases de cerámica cerca de su casa. Se llamaba Greenwich House Pottery. A Lisa le encantaban sus clases. Mientras trabajaba con la arcilla, olvidaba el resto del mundo. La experiencia fue divertida, relajante y terapéutica.

Lisa no se convirtió en una ceramista experta de inmediato. Durante todo un año trabajó simplemente en acomodarse con centrar la arcilla en el torno. Aprendió de varios artistas que enseñaron en Greenwich House Pottery. Cada artista enseñó sus experiencias y habilidades en diversas técnicas, como el torneado de piezas grandes, la creación de asas para vasos, la decoración con esmaltes y la alteración de objetos torneados. 

Lisa escuchó y observó atentamente a los ceramistas expertos. Entraba al estudio fuera de clase para practicar. Con el tiempo, hizo boles, vasos, teteras, platos y otras cerámicas más avanzadas. Estaba muy feliz en el estudio y se sentía orgullosa de su trabajo.

Durante ese tiempo, la vida de Lisa seguía adelante. Tuvo dos hijos con su esposo y se mudaron de su apartamento a una casa lejos del estudio. Buscó un estudio cerca de su nueva casa, pero no encontró ninguno. Trató de continuar con sus clases y por un tiempo lo hizo. Pero al final, tuvo que tomar un descanso de la cerámica. Trabajar tiempo completo y ser mamá llenaban su día.

El descanso de Lisa duró 15 (quince) años – mucho más de lo que esperaba. Cuando un estudio llamado Bklyn Clay abrió en su vecindario, Lisa consideró seriamente regresar a la cerámica, pero esta vez con su hija. La hija de Lisa ya se había graduado de la universidad y vivía y trabajaba en Brooklyn. El estudio estaba en medio de sus casas, así que madre e hija se reunían cada martes por una clase de tres horas. Ambas estaban encantadas.

Lisa redescubrió su amor por la cerámica y, gracias a todas sus clases y práctica, se convirtió en una ceramista profesional. Ahora Lisa trabaja en el estudio creando obras cerámicas que vende en mercados, tiendas, en su casa y en línea. ¡Es muy emocionante!

El proceso de hacer una creación cerámica es largo y requiere paciencia y el uso de diversas herramientas. Hay varias actividades necesarias en cada etapa del proceso.

Primero es necesario amasar la arcilla. Este proceso elimina las burbujas de aire que pueden existir en la arcilla. Es esencial eliminar estas burbujas de aire porque pueden causar problemas graves en la cerámica. Por ejemplo, pueden formar protuberancias durante el torneado de la arcilla o pueden explotar en el horno, destruyendo tu creación.

La segunda etapa consiste en dar forma al objeto. Cuando Lisa crea vasos, boles, jarras o platos, usa el torno. Tornea la arcilla para hacer un cilindro y entonces puede ajustar el cilindro para formar el objeto que quiere.

Cuando el objeto está formado, necesita secarse, pero no en exceso. Lisa cubre el objeto con plástico y espera unos días. La arcilla debe secarse al punto que mantiene su forma cuando la toca. Este estado se llama el “estado de cuero”.

Una vez que el objeto es en el estado de cuero, Lisa regresa con el objeto a su torno. Corta el exceso de arcilla que está en la base y crea un “pie”, que es el anillo en la parte inferior de un bol. Si hace un vaso, tiene que hacer asas. Lisa hace asas por jalar la arcilla con agua o por cortar una plancha de arcilla. Forma muchas asas y luego espera a que sequen.

Lisa hace asas extras porque quiere tener opciones y también por si comete errores. Lisa mira las asas con los vasos y decide cuáles usar y dónde ponerlas. Luego, adhiere el asa al vaso con barbotina, una arcilla líquida. El vaso se seca lentamente durante unos días más y finalmente está listo para entrar al horno.

Se usa el horno cerámico dos veces. La primera vez en el horno se llama “bizcocho”. El horno se calienta a una temperatura entre 2000 (dos mil) a 2300 (dos mil trescientos) grados Fahrenheit, lo que equivale a aproximadamente 1093 (mil noventa tres) a 1260 (mil doscientos sesenta) grados Celsius. La quema en el horno dura más o menos 48 (cuarenta y ocho) horas e incluye un proceso lento de enfriamiento.

En su estado de bizcocho, es hora de esmaltar la cerámica. Lisa típicamente decora sus creaciones por pintarlas con esmaltes de colores. Después cubre todo el objeto con un esmalte transparente. A veces solo cubre el objeto con un esmalte de color, pero es más divertido tener variedad. 

Cubrir la cerámica con esmalte no es necesariamente complicado, pero puede resultar en muchos problemas. Es posible aplicar demasiado esmalte en el objeto. A veces el esmalte produce burbujas. El color no siempre sale como se esperaba. ¡Y hay tantas combinaciones y opciones es difícil decidir qué hacer!

Después de esmaltar la cerámica, vuelve al horno. Lisa espera ansiosamente para ver el resultado final de horas de trabajo. ¡Es una sensación increíble ver los productos terminados!

Finalmente, Lisa lija su obra para crear una textura suave en la base y la prepara para vender. Luego, toma fotos para publicarlas en su sitio web (ljakobsbergceramics), junto con una descripción y sus dimensiones.

Una de las cosas divertidas de la cerámica es que hay muchas opciones en los materiales. Lisa usa una variedad de arcillas con diferentes composiciones y colores, como blanco, rojo, negro y manchado. Cada tipo de arcilla reacciona de manera diferente con los esmaltes, y a Lisa le encanta celebrar la singularidad de la arcilla que usa. 

Lisa también usa una técnica llamada esgrafiado para celebrar la arcilla. Para hacerlo, aplica capas de barbotina coloreada y luego graba diseños en el objeto que revelan la arcilla debajo.

En general, la cerámica de Lisa es ecléctica, contemporánea y funcional. Cada obra es única y especial, con detalles y texturas que captan la atención.

Además de crear cerámica hermosa, Lisa trabaja en aprender el español por los viajes que toma con su esposo a países de habla hispana. De hecho, practica su español escuchando a este podcast mientras trabaja en el estudio. 

La cerámica es una gran parte de la vida de Lisa. Todos los días se siente agradecida por haber tomado su primera clase de cerámica hace 30 (treinta) años.

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Simple Stories in Spanish: Mi obsesión con Lego

Season 8, episode 22

This new season of fresh stories all about personal experiences. I love Lego sets. I have been playing with them for as long as I can remember. When I was young, I would build and stage houses. Now that I’m older, I help my sons build whatever their heart desires and make stop motion videos.

This story is told in the first person using both the past and present tenses. Important vocabulary in the story includes: “recuerdo” (I remember), “minifigura” (minifigure/Lego person), “divertirse” (to have fun), and “me encanta” (I love).

Mi obsesión con Lego

      Tengo un secreto. Me encantan los bloques de Lego. Me encantan. Me encanta construir edificios, vehículos y escenas. Me encanta el “clic” satisfactorio que hacen los bloques cuando los conecto. Hasta tengo bloques en mi salón de clase porque me encanta usarlos para enseñar a mis estudiantes.

      Cuando era niña, me gustaba construir casas. Construía casas de dos o tres pisos. Después ponía minifiguras en la casa creando escenas de preparar comida, leer, ver la televisión o saludar a los vecinos. Me gustaba mirar las escenas por las ventanas y puertas. Mostraba mis construcciones a mis hermanas mayores. Ellas siempre actuaban impresionadas.

      A veces mis hermanos y yo recibíamos sets de Lego para la Navidad. Recuerdo dos sets en particular: el hospital y el espacio. Me gustaba el set del hospital porque tenía una mujer. La mayoría de las figuras de Lego que teníamos eran hombres. Recuerdo que encontré una gorra y la puse en una minifigura para hacer una mujer como no tenía pelo de Lego. Era mi minifigura favorita.

      Mis hermanos y yo construíamos ciudades. Teníamos casas y coches, y obviamente un hospital. Había ladrones que robaban de las casas, policías que perseguían a los ladrones y una ambulancia que venía a los accidentes. Nos divertíamos mucho con los bloques de Lego. A veces peleábamos porque no queríamos compartir. Pero mis recuerdos son más positivos que negativos.

      Cuando me fui de la casa, dejé atrás los bloques de Lego para mis hermanitos. No pensé más en ellos hasta que tuve a mi primer hijo. Cuando él cumplió tres años, empecé a buscar sets de Lego para él. Me di cuenta de que los sets de Lego han cambiado mucho. Ahora son más intrincados, y más caros.

      Decidí comprarle un coche y nos divertimos mucho construyéndolo. Después de eso, compré bloques de Lego para él en su cumpleaños, la Navidad, cuando completaba su lista de quehaceres y cuando veía sets de LEGO en venta.

      Una maestra en mi escuela mencionó que su hijo quiso vender sus bloques de Lego. Tenía tres cajas grandes llenas de bloques de Lego. Tenía tres cajas grandes llenas de bloques de Lego. Compré las cajas como regalo de Navidad para mis hijos (y en parte para mi). ¡Por fin tendríamos suficientes bloques para realmente jugar!

      Me puse a limpiar y organizar los bloques. Compré cajas de plástico y organicé los bloques por tamaño y forma. Sé que otras personas organizan por color, pero prefiero organizarlos por tipo. Empecé con unos ocho cajas. Cada vez que compramos más bloques, tuve que comprar más cajas de plástico. Ahora tenemos un total de cincuenta cajas, unas grandes y unas chiquitas.

      Mis hijos juegan con los bloques de LEGO de maneras distintas. Emmett prefiere construir. (Antes de continuar, necesito notar que es una coincidencia completa que mi hijo se llama igual que el personaje principal de la película La gran aventura Lego. Es una coincidencia fantástica y nos encanta esa película). Emmett construye y modifica vehículos. Cada vez que tenemos un coche o camioneta, Emmett tiene que modificarlo con llantas más grandes o un sistema de suspensión.

      La primera construcción que hice con Emmett sin instrucciones fue un camión grande con un tráiler. Emmett quiso los colores blanco, negro y rojo (sus colores favoritos). Miramos fotos de camiones y tráileres y yo comencé a construir. Emmett estaba muy contento con la construcción final. Jugaba con aquel camión por todo un año hasta que un día decidió que quiso usar las partes del camión para construir su propio camión. Yo estaba frustrada; había pasado muchas horas en buscar las partes perfectas y conectarlas para hacer este camión. Había construido, destruido y construido de nuevo para tener el camión perfecto y ya no estaba. Pero me tranquilicé porque los Legos son para divertirte. Son para construir y destruir y, más que todo, imaginar.

      Además de vehículos, Emmett y yo construimos escenas. Una de mis favoritas fue el cañón de Glenwood. Hicimos una miniescena del río Colorado pasando por las rocas del cañón. Incluimos la carretera con unos mini-coches. A veces Emmett construye cosas para la escuela. Ha hecho Monticello, la casa de Thomas Jefferson, por una presentación sobre el presidente y escenas de libros e historia por otras clases.

      Mientras a Emmett le gusta construir, a John le gusta jugar. John crea historias con las minifiguras. Usa su imaginación y crea situaciones que las minifiguras necesitan solucionar. Cuando sus amigos visitan, juegan en el salón de Lego. Sí, tenemos un salón dedicado a los bloques de Lego. ¿Quién realmente necesita un comedor?

      Gracias a mi hermano, John descubrió el mundo de la animación en stop motion. Después de recibir un gran regalo de Lego de un amigo, John decidió que quería hacer sus propios videos de animación en stop motion. Compramos una aplicación para su tableta y John comenzó a tomar fotos. Su primera producción, “Los ladrones de la Ciudad de Bloques” es un minuto y contiene 340 (trescientos cuarenta) fotos. Su segunda producción “Los rivales de la Ciudad de Bloques” es un poco más largo y contiene 502 (quinientos dos) fotos. Nos divertimos por días en hacer los videos. Es increíble como horas y horas de trabajo resultan en videos tan cortos.

      Ahora estamos en el proceso de construir una ciudad de Lego. Me encanta cuando todos estamos juntos jugando. Emmett y yo construimos y John posiciona todo en la ciudad. ¡Escuchamos a un libro en audio y pasamos horas divirtiéndonos con los bloques de Lego!

      Para mí, los bloques de Lego representan todo lo bueno de un juguete. Son una manera de fomentar la habilidad para mover y conectar objetos, de crear conciencia espacial, de seguir instrucciones, de usar la imaginación y de conectar con familia y amigos. Espero que mis hijos y yo nunca perdamos la magia de Lego.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Un viaje a Perú

Season 8, episode 21

This new season of fresh stories all about personal experiences. My high school Spanish teacher had a poster of Machu Picchu on his wall. I would look at that poster and tell myself that one day I would visit those magical ruins in the mountains of Peru. That day came in the summer of 2009.

This story is told in the first person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “edificio” (building), pared (wall), “empinado” (steep), “altura” (height), and quechua (a native Peruvian language).

Un viaje a Perú

      Yo empecé a estudiar el español cuando tenía 14 (catorce) años. Me gustó la clase y decidí continuar. Mi maestro de Español 2 (dos) se llamaba Señor Franklín. Él decoró su salón de clase con pósteres de ruinas de las Américas. Uno de los pósteres era de Machu Picchu. Ese lugar con su montaña alta, espacio verde y múltiples edificios me encantó. No quería nada más que visitar esas ruinas majestuosas.

      En el año 2009 (dos mil nueve) trabajé con la compañía EF Tours y organicé un viaje a Perú con unos estudiantes en junio. Estaba a punto de cumplir mi sueño de visitar Machu Picchu.

      Fuimos primero a Lima, la capital. Lima es interesante y tiene comida deliciosa como el ceviche y el lomo saltado. En Lima vistamos museos, iglesias y la playa. Como era invierno, no hacía mucho calor y el cielo estaba blanco. Nuestro guía dijo que se pintan las casas de colores brillantes en Lima porque en el invierno el cielo siempre es blanco.

      De Lima volamos a Cusco. Cusco era la capital del imperio Inca. Cusco tiene arquitectura interesante. Los españoles usaron partes de las estructuras originales en la construcción de sus conventos y catedrales. Las construcciones de los incas tienen rocas grandes conectadas perfectamente sin mortero. Las construcciones de los españoles tienen rocas más pequeñas y mucho mortero. Los locales dicen que hay paredes de los incas y paredes de los “incapaces”, o los españoles.

      En Cusco visitamos iglesias, museos y las ruinas de Qenko y Sacsayhuamán. Qenko fue un sitio para sacrificios. Sacsayhuamán fue una fortaleza. Las ruinas de Sacsayhuamán son muy impresionantes; sin embargo, solo constituyen 20% (veinte por ciento) de la fortaleza original.

Ruinas de la fortaleza Sacsayhuamán

      Visitamos más ruinas incaicas en Ollantaytambo. Esas ruinas están en una montaña. La altura de Ollantaytambo es 9,160 (nueve mil ciento sesenta) pies o 2800 (dos mil ochocientos) metros. Algunos miembros de nuestro grupo turístico eran del estado de Carolina del Norte. Ellos no estaban acostumbrados a la altura de las montañas. Mi grupo de estudiantes de Colorado estaba acostumbrado a la altura. Ellos se aburrieron porque tuvimos que pausar mucho para que los otros descansaran. Escuchamos la frase «Ten paciencia, Colorado» frecuentemente.

Ruinas de Ollantaytambo

      Me gustaron las ruinas cerca de Cusco, pero yo no fui a Perú para ver esas ruinas. Yo quise ver Machu Picchu.

      Nos levantamos muy temprano un día para subir al tren que iba a Aguas Calientes, el pueblo más cerca de Machu Picchu. Desde el tren vimos varios pueblos y ruinas. Fue un viaje muy bonito.

      Cuando llegamos a Aguas Calientes, subimos a un autobús. El camino desde Aguas Calientes a Machu Picchu era estrecho y empinado. Todo el tiempo estaba tan emocionada, ¡casi estaba en Machu Picchu!

El camino a Machu Picchu

      Bajamos del autobús y caminamos por un sendero. El sendero ascendía por unos árboles. Por fin, los árboles se abrieron y vi Machu Picchu.

      Mi primera vista de Machu Picchu fue prácticamente igual a la foto del póster que vi por primera vez en mi clase de Español dos. Había varios edificios alrededor de una plaza verde y una montaña alta en el fondo. Me quedé mirando esa vista majestuosa durante varios minutos. Creo que lloré un poco de felicidad.

      Nuestro grupo de turistas caminó por las ruinas con un guía. Él nos explicó la función de los edificios. Algunos edificios sirvieron para ceremonias religiosas, como sacrificios. Algunos eran casas y otros guardaron comida.

      Algo que aprendí del guía fue que “picchu” significa montaña y la montaña detrás de las ruinas en todas las fotos no es Machu Picchu, es Huayna Picchu. Machu Picchu significa montaña vieja y Huayna Picchu significa montaña joven.

La montaña vieja, “Machu Picchu”
La montaña joven, Huayna Picchu

      El próxima día yo subí al primer autobús a Machu Picchu. Estaba nublado y las nubes dieron un sentido de misterio a las ruinas. Caminé al Inka Puente, uno de los senderos que iba a Machu Picchu. No vi a muchas personas en el sendero. El paisaje era muy bonito y verde. El puente fue construido por apilar rocas. No pude caminar en el puente porque el sendero estaba cerrado.

Inka Puente

      Luego fui a ver la roca “Pacha Mama”. Pacha Mama significa Madre Tierra. Las personas que pasan la roca grande dejan rocas pequeñas como ofrenda. En el camino a la Pacha Mama conocí a un hombre que trabajaba como guardia de seguridad en Machu Picchu. Me explicó que quería ser guía turístico, pero no sabía suficientes idiomas porque los guías de Machu Picchu tienen que hablar español, inglés y otro idioma adicional como japonés o mandarín. Él no aprendió español hasta que tenía veintidós años. Antes de aprender español solo hablaba quechua.

      El guardia y yo hablábamos mientras caminábamos. Él me señaló flores, como orquídeas, que estaban cerca del sendero. También me habló de su vida. Me dijo que creció en un pueblo pequeño en las montañas donde no había un médico ni un dentista y todos hablaban quechua. Usaban plantas medicinales cuando se enfermaron y asistieron a escuela en quechua. Dijo que le gustaba su trabajo porque tenía la oportunidad de conocer a gente de todo el mundo, a menos que hablaron un poco de español.

        Después de ver la roca Pacha Mama y despedirme del guía de seguridad, fui a Huayna Picchu. Subí la montaña empinada. No me gustan las alturas y partes del sendero fueron difíciles. Tuve que subir muchas escaleras. Había terrazas y edificios. Cuando llegué al cima, tuve una perspectiva distinta de las ruinas y la montaña Machu Picchu. Viajar a Perú había sido un sueño y allá en la montaña ese sueño se cumplió.

Machu Picchu desde la cima desde la cima de Huayna Picchu

      Quiero volver a Perú. De hecho, tuve otro viaje a Perú planeado con mis estudiantes. Iba a pasar mi cumpleaños allá en el año 2020 (dos mil veinte). Por desgracia, ese viaje nunca ocurrió.

      Tal vez un día vuelva a ver las ruinas de Machu Picchu en persona. Por ahora tengo mis fotos y mis recuerdos de ese lugar majestuoso.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: En el teatro

Season 8, episode 20

This new season of fresh stories all about personal experiences. I love the theater. I love acting and singing and being in front of an audience. I haven’t been on a stage in years, but I have wonderful memories from my time in the theater.

This story is told in the first person using both the present and past tenses. Important vocabulary in the story includes: comedieta (skit), obra de teatro (play), escenario (stage), palco (theater balcony) and asiento (seat).

En el teatro

      Cuando tenía ocho años participé en un programa llamado 4-H. Una actividad que hice con mi club de 4-H fue escribir y presentar una comedieta que representaba los valores de 4-H. Creamos una comedieta con acción y música. Hicimos un buen trabajo y ganamos un trofeo. Fue mi primera vez actuando y me encantó.

Producción de 4-H

      Cuando tenía diez años me uní al coro. El coro me enseñó a respirar correctamente y proyectar mi voz. Gané confianza y, con práctica y experiencia, aprendí controlar mis nervios.

      Cuando tenía doce (12) años, actué en otra comedieta sobre un científico. Todos los niños de séptimo grado participaron en la comedieta, pero yo tuve uno de los roles principales. Me gustaba la atención que recibí de mis compañeros y maestros.

      Quería actuar más. En la escuela, hacían tres producciones de teatro por año: en el otoño, el invierno y la primavera. En el otoño presentaban un drama o comedia. En el invierno presentaban una obra corta de solo un acto. Y en la primavera presentaban un musical.

      Tuve roles pequeños en producciones de “La telaraña de Charlotte” y “Siete novias para siete hermanos”, pero cuando tenía quince (15) años, obtuve lo que consideré el rol más fantástico, el rol de Anita. Fue muy especial para mi estar en el escenario y cantar la famosa letra: Seguro que hay sol, mañana, dime cuanto apuestas que mañana, sale el sol.

En el rol de Anita

      El auditorio de mi escuela es un lugar especial. De hecho, toda la escuela es especial. La construcción duró tres años y costó cuatro millones de dólares en el año mil novecientos veintidós (1922). El auditorio copió el Teatro Capital de Nueva York y tiene una elegante arquitectura. Las paredes están decoradas con pinturas detalladas en oro. Las seis arañas de cristal fueron importadas de Bélgica. El órgano fue importado de Alemania y es uno de solo tres que todavía existen de esa compañía. Hay un palco y asientos para casi dos mil (2000) personas.

      El auditorio también tiene mucho misterio. Como es un espacio muy viejo, hay historias de fantasmas. Incluso yo tengo historias de los fantasmas allá.

      Un sábado estaba trabajando con tres amigos para limpiar el salón de utilerías, los objetos que usamos en las producciones como vasos, bolsas, platos, flores falsas, etcétera. Bajé al escenario y escuché algo. Muchos turistas vienen al auditorio, entonces no tuve miedo. Sin embargo, cuando miré por el auditorio no vi a nadie. Estaba al punto de volver al salón de utilerías cuando escuché a una chica llorando.  

      Le dije hola, pero no hubo respuesta. La chica seguía llorando. Por fin la vi en el palco. No comprendía por qué estaba en el palco. Los turistas entraron al auditorio por una puerta específica y todas las otras puertas, incluyendo las del palco, debían estar cerradas con llave. La chica era muy joven, de unos seis o siete años. Tenía pelo castaño y llevaba un vestido blanco. Le hablé. Le dije que vendría por ella y que encontraríamos a su familia.

      Salí del escenario y corrí a las escaleras al palco. Cuando llegué a las puertas al palco, estaban cerradas con llave. No pude entrar. Volví al auditorio para decirle a la chica que iba a buscar ayuda y que todo iba a estar bien, pero cuando miré hacia el palco la chica no estaba. Mis amigos estaban en el escenario y les pregunté si habían visto a la niña en el palco, pero no vieron ni escucharon nada.

      El fantasma más famoso del auditorio es el fantasma del asiento J-47 (cuarenta y siete). Hay muchos rumores acerca de ese fantasma. El rumor más popular es que un hombre se murió en ese asiento durante de una obra de teatro. Ahora él ve todas las producciones desde ese asiento. Aún existen fotos del fantasma en su silla, pero muchos dicen que son falsas. Yo vi esas fotos en persona en los años noventa (90) y la cámara que las sacó. No sé si son reales o falsas, pero sí sé que hay una presencia.

      En primer lugar, el asiento J-47 casi siempre está abajo, como alguien se sienta allá, mientras los otros asientos están arriba. En segundo lugar, el espacio alrededor del asiento siempre está frío. Y, en tercer lugar, yo he visto al fantasma durante de las producciones y prácticas.

      En mi último año de escuela hicimos una comedia musical muy divertida. Se llamaba “Lo siento, el puente está roto, tendrás que pasar la noche”. Es un musical cómico sobre una pareja que tiene que pasar la noche en la casa del Doctor Frankenstein durante de una tormenta horrible. El doctor tiene otros invitados como Drácula y sus novias y el hombre lobo y su mamá. Cada persona en la mansión quiere usar o el hombre o la mujer para avanzar algún plan malvado.

      Yo interpreté la mujer de la pareja, y fue mi rol favorito. La obra empezó con un auditorio completamente oscuro. Andy, el hombre, y yo caminamos al centro del auditorio y la obra empezó con un grito de terror de mi boca. Luego prendimos unas linternas y la acción movió al escenario.

      Una noche, después de mi grito, cuando pasamos el asiento J-47, el aire se puso frígido y las linternas dejaron de funcionar. Vi una figura en el asiento y quería gritar de nuevo, pero en ese momento las linternas prendieron y continuamos con la acción.

      Mi último rol en una obra de teatro en ese auditorio tan especial no fue planeado. Soñaba con ser una directora después de graduarme, entonces tomé la posición de asistente a la directora. Desafortunadamente, la actriz principal perdió la voz y luego tuvo un problema familiar. No pudo continuar. Yo tuve dos semanas para aprender todas sus líneas y canciones.

      La noche del estreno estaba muy nerviosa que iba a olvidar algo, pero todo salió muy bien. Después de terminar fui afuera para saludar al público. Mi padre estaba llorando, que no es nada grave, mi padre siempre llora. Llora muchísimo. Me abrazó y me dijo que una canción que canté fue muy especial para él. Fue una canción que escuchaba en la radio con su padre. Mi abuelo falleció cuando mi papá tenía veintitrés años y escuchar esa canción lo transportó a su infancia.

      El amor hace girar al mundo,

      Hace girar al mundo,

      Pronto alguien te amará

      Si nadie te ama ya.

      En lo alto del cielo,

      El amor canta una canción,

      Hace girar al mundo,

      El amor hace girar al mundo.

      Estudié el teatro en la universidad. Tomé parte en varias obras en y detrás del escenario. Trabajé en un taller de disfraces y con el equipo de luces. Dirigí comedietas y una obra completa. Actué, bailé y canté.

      No he estado en un escenario durante años y lo echo de menos. Cada vez que veo una obra de teatro recuerdo la energía y la emoción que sentía. Quizás algún día vuelva a actuar, pero por ahora estoy contenta con mi rol principal de madre y maestra de español.  

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Mi viaje a Colorado

Season 8, episode 19

This new season of fresh stories all about personal experiences. If you’ve been following me for a while, you may know that I am from the state of Minnesota, but I live in Colorado. So, how did I get here? It wasn’t an easy decision or experience to move to Colorado, however, I am glad to be here and couldn’t imagine living anywhere else.

This story is told in the first person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “entrevista” (interview), “vuelo” (flight), puerta de embarque (gate in an airport terminal), retraso (delay), and ventilador (electric fan).

Mi viaje a Colorado

      Al fin de abril de dos mil cuatro (2004), me gradué de la universidad con un diploma en teatro y enseñanza de español. Durante mi último semestre de la universidad fui a unas ferias de maestros. En las ferias de maestros hay escuelas de toda la nación que quieren contratar maestros. Las escuelas en Minnesota, las Dakotas y Wisconsin tenían filas muy largas. Pues, yo visité con representantes de escuelas más distantes.

      No quería vivir en el norte. Quería experimentar algo diferente. Soy de un pueblo y quería ir a una ciudad. Soy del norte y quería ir más al sur.

      Unas escuelas hacían entrevistas durante la feria. Yo tuve entrevistas con escuelas en Virginia, Maryland, Illinois y Georgia. Entrevisté con distritos muy grandes en esos estados. Finalmente, acepté trabajar en el distrito de la ciudad de Hampton, Virginia.

      Trabajé en Hampton por dos años. Fueron dos años difíciles. Pensaba que quería vivir en una ciudad, pero después de vivir en una, quería volver a un pueblo. No me gustaba el tráfico. No me gustaba la cantidad de personas. No me gustaba la violencia del área.

      Además, estaba sola. Fue muy difícil hacer amigos y mientras estaba casada en ese entonces, mi exesposo no estaba en casa mucho porque su compañía lo mandó a trabajar en Florida.

      Busqué un trabajo fuera de Virginia. Mi ex había vivido en Colorado por unos años y quería volver al área, entonces busqué empleo en un pueblo en Colorado. Solicité en escuelas de varios pueblos en el oeste de Colorado.

      Recibí una llamada dentro de dos días. Yo estaba en mis vacaciones de primavera y estaba tomando el sol en la playa Virginia cuando recibí la llamada. La directora de la escuela quería hacer una entrevista de teléfono inmediatamente. ¡Yo entrevisté por el trabajo en la playa en mi traje de baño! Dos horas después, recibí una llamada de otra escuela e hice otra entrevista. El próximo día las dos escuelas me ofrecieron un puesto y las dos estaban en el mismo distrito. Yo decidí que fue una señal de Dios. Después de hablar con los dos directores, decidí aceptar el puesto de la primera escuela que me llamó.

      Ahora que había decidido mudarme a Colorado, necesitaba visitar el área y encontrar dónde vivir. Compré un boleto de avión de ida y vuelta para volar desde Norfolk, Virginia a Grand Junction, Colorado. El vuelo tenía dos escalas: una en Nueva York y otra en Denver.

      Llegué al aeropuerto en Virginia y abordé el avión, pero el avión no movió. Nos informaron que había una tormenta en el norte y tuvimos un retraso de una hora. Después de cuarenta y cinco (45) minutos en el avión nos dijeron que tuvimos que esperar en el aeropuerto porque el retraso sería dos horas. Decidí ir al baño del aeropuerto y mientras estaba en el baño anunciaron de repente que cancelaron el retraso y todos los pasajeros tuvieron que subir al avión. Me lavé las manos y volví corriendo al avión. Subí nuevamente y el avión salió de la puerta de embarque y fue a la pista.

      Pues, el avión estuvo en la fila de la pista por treinta minutos antes de despegar. Yo me puse nerviosa porque tenía que cambiar aviones en Nueva York y ahora no tendría mucho tiempo para llegar a mi conexión. Por suerte, el avión llegó rápidamente a Nueva York. Chequé la información de mi vuelo. Tuve solo quince (15) minutos.

      Estaba en el aeropuerto LaGuardia. Es un aeropuerto grande y las terminales son distantes. Resultó que la puerta de embarque de mi vuelo estaba en otra terminal. Tendría que salir del edificio, correr a la otra terminal y pasar por el control de seguridad antes de llegar a mi conexión a Denver. No pude hacer todo eso en quince minutos.

      Fui al mostrador para hablar con un representante de la compañía. El próximo vuelo disponible no salía hasta las seis y media de la mañana. Tendría que pasar la noche en Nueva York. Afortunadamente, en ese momento, mi hermana vivía en Nueva York. El esposo de mi hermana (mi cuñado) estaba haciendo su residencia en un hospital cerca del aeropuerto. Llamé a mi hermana y mi cuñado, vino a recogerme.

      Pasé la noche en el apartamento de mi hermana. Fue el fin de junio y hacía mucho calor. El apartamento de mi hermana no tenía aire acondicionado, pues puso varios ventiladores en la sala para refrescar el ambiente. Mi hermana programó una alarma para despertarme en la mañana ya que tenía que llegar muy temprano al aeropuerto. Me dormí casi inmediatamente en el sofá con el ruido de los ventiladores.

      Me levanté a los gritos de mi hermana. Algo no estaba bien. Miré la hora. ¡Eran las seis y el vuelo salía a las seis y media! Con todo el ruido de los ventiladores, nadie había oído la alarma. Corrí al baño y me preparé en menos dos minutos. Después mi cuñado manejó como un loco con toda prisa al aeropuerto. Fue como un conductor de Nascar.

      Al llegar al aeropuerto, entré corriendo. Después de pasar por el control de seguridad, corrí con mis zapatos en la mano hacia la puerta de embarque. Obviamente, fue la última puerta de la terminal. Llegué justo a tiempo porque estaban cerrando la puerta. Abordé el avión y tuve que pasar por todos los pasajeros frustrados para llegar a mi asiento en la última fila. Estaba llena de adrenalina por la última media hora, ¡pero estaba en camino a Colorado!

      Llegué a Denver sin problemas. Tuve una conexión en Denver y tuve que ir a otra terminal. El aeropuerto de Denver es distinto al aeropuerto de LaGuardia porque Denver tiene un tren que conecta las terminales. Así que fue fácil llegar a la próxima puerta de embarque.

      El vuelo de Denver a Grand Junction fue rápido y bonito. Pasé todo el tiempo pegada a la ventana admirando las montañas. Llegué a Grand Junction y renté un coche. Manejé a un pueblo pequeño, compré una casita y el resto es historia.

      Cuando llegué a Colorado, no me gustaba tanto. Todo era de color marrón. Después de todo el verde de Virginia y todo el agua de Minnesota, Colorado me parecía feo. Gracias a Dios, hice amigos que me mostraron la belleza de Colorado. Hice rafting en el río Colorado. Me bañé en aguas termales. Caminé por senderos en el bosque y en el desierto. Escalé montañas. He vivido aquí durante diecisiete años y no puedo imaginar mi vida en otro lugar.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Mi semestre en España

Season 8, episode 18

This new season of fresh stories all about personal experiences. One of the best things I ever did was spend a semester of college in Spain. I lived with families and attended La Universidad de Navarra in Pamplona. I made many friends and traveled all over. I immersed myself in the language and culture. While that experience was more years ago than I care to admit, I remember it fondly.

This story is told in the first person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “recuerdo” (I remember) and “fui” (I went).

Mi semestre en España

      En enero del año dos mil dos (2002), abordé un avión a España. Estaba emocionada, nerviosa y, para ser honesta, un poco asustada por el reciente desastre del once (11) de septiembre. Fue muy diferente viajar en el 2002. No tuve un celular. Tuve el libro Let’s Go, Spain! que tenía información sobre las ciudades como fotos, planos, atracciones, precios y hostales. No pude ir a Google a buscar información o direcciones, tuve que leer un libro.

      Me reuní con una amiga de la universidad en el aeropuerto de Minneapolis y viajamos juntas. Íbamos a Pamplona en el norte de España para pasar un semestre aprendiendo el español en la Universidad de Navarra. Tuvimos unos días antes del comienzo de las clases y los pasamos en Madrid. Visitamos los museos del Prado y de Reina Sofía. Caminamos en el Parque de Retiro y fuimos de compras en Gran Vía. Nos sentamos a observar a la gente en la Plaza Mayor. Comimos la tortilla española por primera vez y descubrimos las tapas. Una de mis actividades favoritas en Madrid fue ir al teatro. Vimos una producción del musical Disney La Bella y la Bestia.

      Después de tres días, viajamos por autobús desde Madrid a Pamplona. España tiene un buen sistema de autobuses y lo usé mucho en mi semestre allá. Cuando llegamos a Pamplona, fuimos a quedarnos con familias. Yo fui a un departamento en un edificio grande y moderno. Me quedé con una familia muy amable. Había la madre, el padre y su hijo. Había dos estudiantes más también – una de los Estados Unidos y otra de Japón.

      La madre se llamaba Ángela y ella cocinaba la mejor comida, especialmente la paella. Ángela vivía en Pamplona, pero era de Valencia, el hogar de la paella. Su hermano tenía varios naranjos en Valencia y recuerdo siempre había naranjas para el postre. Eran las mejores naranjas que he comido en mi vida.

Ángela y su rica paella

      El padre de la familia se llamaba Francisco. Él trabajaba en una fábrica de coches. Siempre estaba de buen humor. Le gustaba el fútbol y miramos partidos juntos por la tarde.

      El hijo se llamaba Quico. Quico trabajaba en la fábrica con su padre. Tenía una novia muy bonita. Recuerdo que una vez Ángela no iba a estar en casa para preparar la cena. Dejó comida con instrucciones para Quico – fue una pizza congelada. Quico llamó a su novia y ella llegó para preparar la pizza porque él no sabía qué hacer.

Quico y yo

      Todas las mañanas me levanté y preparé pan tostado con mermelada y un Cola Cao, una marca de chocolate caliente. Luego caminé a la Universidad de Navarra. Todas mis clases estaban en un salón, o aula como dicen en España. Tuve cuatro clases: literatura, geografía, historia contemporánea y lenguaje. Las clases eran para estudiantes de intercambio y había estudiantes de todo el mundo incluyendo Alemania, Japón, África, Suecia, Suiza y más. Recuerdo que el profesor de la clase de geografía era de Canadá, pero se casó con una española y había vivido en España por varios años. Su acento fue muy fácil comprender.

El sendero que caminé para ir a la universidad

      Terminé mis clases a las dos y fui a casa a comer. Siempre había comida muy rica. Comí ensalada verde y un filete de puerco, o comí lentejas con salchicha. Comí pollo con arroz. En mis días favoritos comí paella. ¡Qué rico!

      Después de comer, tuve la tarde para hacer mi trabajo escolar y explorar. Pasé muchas tardes en los parques. Me gustaba ir con un libro o cuaderno y sentarme en el césped bajo el sol. Hice muy buenos amigos y nos reunimos en los parques para platicar o caminar.

La Ciudadela, un parque en Pamplona

      Caminé mucho, y fue una cosa buena porque también comí mucho. A veces exploré la ciudad de Pamplona por la tarde. Me gustaba especialmente caminar del departamento hacia la sección vieja de la ciudad.

      Estaba en España para estudiar, pero yo creía que debía estudiar más que la información de las clases. Entonces, yo viajé. Fui a muchas ciudades. Pasé un fin de semana visitando Barcelona y los museos de Dalí y Picasso. En marzo, fui a Valencia para celebrar las Fallas.

El museo de Dalí fuera de Barcelona

      Una de mis amigas de la secundaria también estaba estudiando en España en la ciudad de Valladolid. Fui a visitarla un fin de semana y lo pasé muy bien.

      Fui a San Sebastián en la costa con otra amiga porque hubo un concierto de su conjunto favorito, Los Cranberries. El concierto ocurrió en una plaza de toros. Fue increíble.

      Durante de la Semana Santa, fui al sur. Fui de Pamplona a Madrid y luego a Granada. En Granada vi una procesión de la Semana Santa en la noche. No sabía nada sobre la Semana Santa y estaba sorprendida por la práctica. En la mañana visité la Alhambra. Es una estructura impresionante y mi lugar favorito en toda España.

En la Alhambra

      Después de Granada, fui a un pueblo llamado Nerja en la Costa del Sol donde pasé unos días en la playa. Después de Nerja fui al norte a visitar la Mezquita de Córdoba y luego la catedral de Sevilla. Al fin de la semana, fui a Segovia y Salamanca. Estaba fascinada por el acueducto romano y el castillo en Segovia. En Salamanca me gustaba el museo Casa de Lis.

El castillo de Segovia

      Al fin de mi semestre en España, me enfoqué más en mis estudios. Al fin de cuentas, soy trabajadora y estudiosa. Me importan las calificaciones. Para mi clase de historia, escribí un ensayo de diez páginas sobre el asesinato de Luis Carrero Blanco, el presidente del gobierno bajo el dictador Francisco Franco (y hay que recordar que no había tanta información en línea en el año dos mil dos. ¡Tuve que buscar información en libros en la biblioteca de la universidad!) Escribí otro ensayo largo sobre el simbolismo de la obra de teatro La dama del alba para mi clase de literatura. Estudié por horas por los exámenes de lenguaje y geografía. Hice bien y recibí un diploma honorario de la universidad.

      Cuando las clases se acabaron, todavía tenía una semana antes de volver a casa. Como ya había visitado el norte, el este y el sur de España, decidí ir al oeste a visitar A Coruña, Galicia. Mi lugar favorito allá fue la Torre de Hércules, un faro construido por los romanos. La vista fue tan distinta de otros lugares que había visitado con sus rocas dramáticas y agua turbulenta.

La Torre de Hércules

      Al principio de junio, mi tiempo en España llegó a su fin. Fue un tiempo muy especial en mi vida. Hay muchas cosas que me recuerdan de mi tiempo en España. Ciertas canciones me transportan a momentos caminando por Pamplona con mi Discman. Ciertos olores me hacen pensar en la comida. Cuando veo fotos de otras personas, recuerdo cuando yo estaba en ese lugar mágico.

      Creo que mi semestre en España cambió el curso de mi vida. Sumergirme en la lengua y cultura española me transformó y me mostró la importancia de incluir más que la gramática en mis lecciones. Me dio experiencia real, me dio confianza y me dio muchas historias para compartir con mis futuros estudiantes.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Las historias de mis antepasados

Season 8, episode 17

This new season of fresh stories all about personal experiences. I enjoy learning about my family history. My love of genealogy was encouraged by my dad who has done a lot of research. This last week I spent some time searching for clues about my ancestors. I found multiple documents, pictures, and even a few people I didn’t know about before. Today I am going to share a few of their stories.

This story is told in both the first and third person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “antepasado” (ancestor), “bisabuelo” (great grandparent) “registro” (file), “luchó” (fought), “Alemania” (Germany), “Suecia” (Sweden), and “EE. UU.” (USA). There are also a lot of dates. Years in Spanish are read as a whole number starting with “mil” (one thousand), then the “cientos” (hundreds).

Las historias de mis antepasados

      Siempre he estado fascinada por la historia de mi familia. Hay algo especial de conocer mis raíces. Como vivo en los Estados Unidos, tengo un pasado variado y lleno de inmigrantes. Mi padre ha pasado mucho tiempo investigando a nuestros antepasados y me enseñó cómo hacerlo.

      Cuando yo empecé a investigar mi pasado en los años noventa (90) no había muchos registros digitales. Ahora hay muchos documentos disponibles en la internet. Tengo cuentas en ancestry.com y en familysearch.com. Con estas cuentas puedo encontrar y leer documentos de todo el mundo. Puedo colaborar con miembros de mi familia extendida para encontrar información y fotos. Es un rompecabezas enorme y cada conexión con mis antepasados es como encontrar un tesoro.

      En este momento, mi árbol familiar tiene seis generaciones completas. La séptima generación es casi completa, pero me hacen falta siete (7) personas.

      La mayoría de mis antepasados son de Irlanda, Inglaterra, Suecia y Alemania. Según los archivos, casi todos llegaron a los Estados Unidos en los años mil seiscientos (1600s) y mil setecientos (1700s).

      Mi quinto bisabuelo Johann Heinrich Bentz emigró de Alemania con sus padres y hermanos en el año mil setecientos cuarenta y nueve (1749) cuando solo tenía diez (10) años. Vivió en el estado de Virginia. Conoció a Mary Blumlein, otra inmigrante alemana, y ellos se casaron. Cuando Johann tenía treinta y ocho (38) años, luchó en la Guerra de Independencia. Según unos documentos, ya tenía diez (10) hijos cuando fue a la guerra.

      Johann sobrevivió a la Guerra de Independencia. En mil ochocientos cinco (1805), Johann Heinrich Bentz, que usó el nombre Henry Pence, se mudó con unos de sus hijos adultos a Ohio, un nuevo estado de la nación. Descendientes de Henry Pence todavía viven en esa región de Ohio.

      Johann Bentz no fue mi único antepasado en la Guerra de Independencia. Robert McCamball, mi sexto bisabuelo, también luchó. Robert nació en la colonia de Virginia en mil setecientos cincuenta y seis (1756). Robert y sus hermanos Samuel, Andrew y Soloman participaron en la Guerra de Independencia.  Su padre era James McCamball. James nació en Escocia. Emigró con su esposa y cuatro hijos en el año mil setecientos cuarenta y tres (1743).

      Uno de mis primeros antepasados de emigrar los EE. UU. del lado de mi papá fue Obadiah Ward. Obadiah nació el seis de mayo de mil seiscientos treinta y dos (1632) en Inglaterra. No sabemos exactamente cuando emigró, pero se casó con su esposa Mary en mil seiscientos sesenta y siete (1667) en la colonia de Massachusetts.

      Mi décimo bisabuelo era Anthony Checkley. Como Obadiah, él también nació en el año mil seiscientos treinta y dos (1632). Pero Anthony nació en este lado del Océano Atlántico. Anthony nació en Boston cuando la ciudad tenía solo dos años.

      Varios antepasados del lado de mi mamá llegaron a esta nación cuando eran las colonias inglesas. Al menos sesenta (60) de mis décimos bisabuelos llegaron en la década mil seiscientos treinta (1630).  Tres de mis undécimas bisabuelas nacieron en la colonia de Massachusetts en el año mil seiscientos diecinueve (1619).

      Unas de mis líneas inglesas van muy lejos. Cuando sigo estas líneas, también encuentro antepasados franceses. Mis cuarenta (40) veces bisabuelas Jolana y Athelisa nacieron en Normandía, Francia en la década mil cuarenta (1040).

      Me gusta encontrar información del muy pasado, pero también me gusta aprender las historias más recientes de mis antepasados. Mi tatarabuela Ida Abrahamsson era de Kristberg, Suecia. Ella llegó a los EE. UU. en el año mil ochocientos noventa y dos (1892) cuando tenía veintidós (22) años. Se casó y tuvo una hija llamada Inez. Inez conoció a un hombre llamado Emanuel Samuelsson. Emanuel era de Högsby, Suecia y emigró a EE. UU. en el año mil novecientos nueve (1909).

Emanuel, Inez y sus hijos

      Inez y Emanuel se casaron en Chicago. Establecieron una granja en el norte del estado de Michigan. Tuvieron tres hijos, incluyendo a mi abuelo, y una hija. En la Segunda Guerra Mundial mi abuelo y mis tíos fueron reclutados a luchar en Europa. Mi bisabuelo también fue reclutado. Pero él tenía cincuenta y dos (52) años. No estaba en un buen estado físico para luchar en una guerra. Pues, mi bisabuelo fue reclutado a trabajar en una fábrica en Chicago. Trabajó por la compañía Rock Ola haciendo rifles para los soldados. Yo sé esta información porque encontré el archivo de reclutamiento y después de leer la información, investigué la compañía Rock Ola. ¡Es como un juego!

      Una línea que quiero conocer más es la línea de mi apellido, Given. Solo hemos podido trazar la línea Given a mi quinto bisabuelo, Clatworthy Given. Él nació en Ulster, Irlanda en mil setecientos cincuenta y ocho (1758) y murió en Chester, Pennsylvania en mil ochocientos veinte (1820).

      Su hijo, Thaddeus, o “Tatty”, Given fue mi cuarto bisabuelo. Tatty se mudó de Pennsylvania a Ohio. Desafortunadamente, a Tatty le gustaba beber. Un día, Tatty tuvo un accidente con un tren. Estaba borracho y se sentó en las vías del tren. Cuando el tren llegó, Tatty no se movió de su lugar. El tren chocó con Tatty, pero él no se murió. Un artículo en el periódico local habló del accidente dijo que Tatty era un delincuente borracho que tuvo muchos accidentes que casi le mataron.

      Sus hijos se distanciaron de Tatty y su mala reputación. Mi tercer bisabuelo, James Given, luchó en la Guerra Civil del lado norte. Se estableció como un buen hombre en Ohio. Su hijo, Albert Given, conoció a una mujer bonita que se llamaba Effie Pence, la bisnieta de Johann Heinrich Bentz.

      No tengo la información de todos mis antepasados. Hay varios obstáculos en obtener información. Un problema es que no todos los registros son digitales. Otro problema es que los registros son en idiomas que no hablo, como alemán o sueco. Otros registros fueron destruidos por desastres naturales o guerras.

      Aun con los obstáculos, creo que es importante aprender de mi pasado. Soy parte de todos mis antepasados. Su historia es mi historia. Estoy agradecida por todo lo que hicieron y las oportunidades que dieron a sus hijos y a los hijos de sus hijos, por generaciones hasta ahora.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Lecciones de mochilear

Season 8, episode 16

This new season of fresh stories all about personal experiences. As you have heard in previous stories, I love the outdoors. I have been on many hiking and camping trips, but it wasn’t until a few years ago that I combined the two and went on my first backpacking adventure. That trek taught me many lessons and today I am sharing those lessons with you.

This story is told in the first person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “mochila” (backpack), “sendero” (trail), “nieve” (snow), “derretida” (melted) and “llevar” (to bring/carry).

Lecciones de mochilear

      Me gusta mucho pasar tiempo en las montañas. Me gustan los paseos largos y difíciles. En el pasado, yo creía que no valía la pena pasar la noche en un lugar que yo podría visitar en una excursión de día.

      Pues, por fin decidí hacer mi primera excusión de mochilear. Fui al lago Capital que está al pie del pico Capital. Solo pasé una noche allá, pero aprendí mucho y voy a compartir mi experiencia y lecciones con ustedes.

      La primera cosa que aprendí fue ir con alguien que ha mochileado antes. Fui con mi amiga Lindsay. Ella tiene mucha experiencia y sabe lo que hace. Otro beneficio de ir con alguien experimentado es que él o ella tendrá todo el equipaje necesario. Lindsay tenía la tienda, la estufa, cosas para cocinar, el filtro de agua y las mochilas. Yo solo tenía que llevar ropa, un saco de dormir, agua y comida.

      Además de tener todo el equipaje, otro beneficio de ir con Lindsay fue que ella conocía el área. Había subido el pico Capital y pasado la noche al lado del lago. Conocía la ruta y por su experiencia tuvimos el sitio de acampar más hermoso del área.

Nuestro sitio de acampar

      La segunda cosa que aprendí en ese viaje fue planear bien tu excursión. Puedes caminar más rápido e ir más lejos cuando no tienes un extra treinta y cinco libras (35lbs) o 16 kilogramos (16 kg) en tu espalda. Vas a caminar más lentamente, entonces una distancia más corta es preferible.

      También hay que considerar la altitud. El cuerpo se cansa cuando no tiene suficiente oxígeno. Además, hay que expender energía cuando estás subiendo.

      Llegar al lago Capital es una excursión de seis punto cinco millas (6.5 mi), o diez punto cuatro kilómetros (10.4 km), y el sendero sube dos mil cuatrocientos pies (2,400 ft) o setecientos treinta metros (730 m). No es un sendero necesariamente fácil. Descansamos dos veces en el viaje y los dos descansos eran muy necesitados.

      Es una buena idea leer sitios de senderos para checar el estado del sendero que vas a usar. Muchas veces estos sitios tienen fotos de las condiciones.

La vista del empiezo del sendero

      Cuando llegamos al sendero, estaba muy emocionada. Puedes ver el pico Capital por la mayoría del paseo y es divertido tener un objetivo visible cuando estás caminando. Por los primeros dos millas, yo pensé que mochilear fue fácil, pero entonces llegamos al arroyo. Tuve que cruzar once (11) arroyos. Por cruzar los arroyos yo aprendí otra lección: llevar una mochila grande y pesada cambia el centro de gravedad. Me sentía desequilibrada. Fue más difícil mover de roca a roca porque estaba tratando de balancear todo el peso adicional. El agua estaba muy fría y tenía miedo de caerme.

Cruzando el arroyo

      Cruzar el agua fue difícil, especialmente porque los arroyos estaban llenos de nieve recién derretida. Entrar al agua fue como entrar a un baño de hielo. Cruzamos unos arroyos en troncos de árboles. Cruzamos otros arroyos por brincar de roca a roca. Pero tuvimos que cruzar un arroyo en el agua. Nos quitamos las botas y calcetines. Las rocas eran duras y el agua frígida. Después, descansamos en un campo de flores para calentarnos y secarnos.

      La lección más difícil fue que las montañas a veces todavía tienen nieve en julio. Habíamos caminado más o menos cuatro (4) millas cuando perdimos el sendero debido a la nieve. Sin embargo, seguimos adelante. Buscamos señales del sendero y Lindsay conocía el área entonces no nos perdimos por completo.

La nieve cubría el sendero y agua corría debajo de la nieve

      La nieve era media derretida. Una vez pisé y me hundí hasta el muslo. De vez en cuando vimos agua corriendo por debajo de la nieve. Fue un recuerdo del peligro de viajar en nieve. Avanzamos con mucho cuidado.

      Después de cruzar varios arroyos y mucha nieve, llegamos al lago y preparamos el sitio de acampar. En el sitio, aprendí otra lección: ¡ten cuidado con los animales! En las montañas de Colorado, hay un roedor grande que se llama la marmota. Hay muchas marmotas y mientras son lindas, son traviesas. He visto y oído de marmotas que comen ropa, mochilas, platos y chanclas. Es importante guardar tu comida y tus pertinencias.

Una marmota

      Hablando de comida, aprendí que hay muchas posibilidades de comida en una excursión de mochilear. La lección más importante de comida es que no puedes dejar nada de comida en tu sitio de acampar. Todo lo que llevas tiene que salir contigo. Además, estábamos en un área con osos, entonces tomamos la precaución de poner toda la comida en un recipiente especial.

      En la excursión, bebimos mucha agua. Como caminábamos al lado de agua, no llevamos todo el agua para la excursión. Lindsay tenía un filtro de agua. Cuando necesitábamos más agua, paramos al lado de un arroyo y descansamos mientras pasamos el agua por el filtro. En la mañana cuando bajé al lago para conseguir agua, el lago estaba helado. Tuve que romper el hielo para conseguir el agua.

El pico Capital con el lago helado

      Aprendí mucho en mi primera excursión de mochilear, pero mi lección favorita fue pausar y disfrutar. Yo casi siempre estoy ocupada y haciendo múltiples cosas a la vez. Cuando estoy en las montañas, me desconecto y tengo tiempo para simplemente respirar.

      En la mañana, mi amiga y yo pasamos tiempo junto al lago. Escuchamos la canción de los pájaros y miramos los juegos de las marmotas. Sentimos el calor del sol y el frío de la nieve. Ella pintaba y yo tomaba muchísimas fotos.

Lindsay pinta al lado del lago

      Me encantó pasar la noche lejos de la civilización. Me gustó el reto de llevar todo lo que necesitas en una mochila grande. Sentí orgullosa de mi perseverancia y fuerza. Y aunque estaba exhausta cuando volví a mi coche, mi primera excursión de mochilear no fue mi última.

El fin.

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Simple Stories in Spanish: Cuando yo era niña

Season 8, episode 15

I have very fond memories of my childhood. I spent a lot of time outside with my friends and family, no matter the time of year. As a child I played, I ran, I rode bikes, I read, and I just had fun.

This story is told in the first person using the past tense. Important vocabulary in the story includes: “recuerdo” (memory), “muñeca” (doll), “afuera” (outside), and “jugábamos” (we used to play).

Cuando era niña

      Yo nací en los años ochenta (80) en el norte de Minnesota. La vida era diferente cuando yo era niña.

      Cuando era niña pasaba mucho tiempo afuera. No importaba la temperatura. Estábamos afuera en el verano y estábamos afuera en el invierno. En el invierno construíamos muñecos de nieve. A veces había diez o más muñecos de nieve en el jardín. Cuando había mucha nieve, y prácticamente siempre había mucha nieve, construíamos fortalezas. Hacíamos dos fortalezas y tirábamos bolas de nieve. Otra actividad favorita fue ir en trineo. Había muchos lugares para ir en trineo y siempre era divertido. Después, llegábamos a casa y mi madre preparaba chocolate caliente. Calentaba leche en la estufa para el chocolate caliente y tomaba mucho tiempo. Cuando el chocolate caliente estaba listo, ¡ya estábamos calentados!

Jugábamos mucho en la nieve

      En el verano pasaba mucho tiempo afuera. Me gustaba ayudar a mi madre en la hortaliza. Teníamos elote, tomates, cebollas, papas, zanahorias, frambuesas y cerezas. Las frambuesas todavía son mis favoritas.

Pasaba mucho tiempo buscando y comiendo frambuesas

      Montaba en triciclos con mis hermanos. Imaginábamos que vivíamos en una ciudad grande y había mucho tráfico. Manejábamos como locos y alguien siempre se lastimaba.

      Cuando era un poco mayor, pasaba tiempo afuera con mis amigos. Había muchos niños en mi calle y nos reuníamos todo el tiempo. Montábamos en bicicleta, jugábamos al escondite y otros juegos de niños. Una de mis amigas tenía una casita de jugar en su jardín. Durante el verano, las niñas del vecindario jugaban a escuela en su casita. Una de nosotras era «la maestra» y ella nos enseñaba conceptos básicos como colores, formas y números. Hacíamos hojas de práctica en la escuela falsa. Éramos niñas inteligentes, tal vez porque de nuestra escuela de verano.

      Además de montar en bici con mis amigos, montaba en bicicleta con mi familia. A veces en la tarde mi padre tomaba los niños a ir en bici por el vecindario. Tenía una silla especial para niños en su bici. No recuerdo estar en la silla, pero recuerdo a mis hermanos en la silla de niño.

Me gustaba montar en bici

      A veces yo montaba con mi hermana en su bici. Esa práctica no era segura. Una vez mi sandalia se metió en los rayos de la rueda. En poco tiempo todo mi tobillo estaba metido en la rueda. Mi hermana y yo nos caímos. Mi hermana corrió a casa por mi papá. Él cortó los rayos para liberar mi pie. Yo estaba llorando mucho. Me torcí el tobillo y me lastimé la rodilla y el codo. Nunca monté con mi hermana después de eso.

      Cuando era niña, coleccionaba los osos de peluche. Tenía muchos peluches, pero los osos eran mis favoritos. Mi colección de osos continuaba por años. Todavía coleccionaba los osos de peluche cuando estaba en la secundaria. Recibía osos de peluche para mi cumpleaños y la Navidad.

Cuando recibí mi oso de peluche favorito (¡todavía tengo este oso!)

      De niña me encantaba la Navidad. Era mi día festivo favorito. Me gustaba mucho decorar el árbol. Mi padre cortaba un árbol en el bosque. Ahora veo las fotos y los árboles de Navidad me parecen pequeños, pero cuando era niña me parecían grandes y perfectos. Mi madre preparaba los adornos y mis hermanos y yo los colgaban en el árbol. Siempre había secciones con muchos adornos. Creo que mi madre arreglaba esas secciones cuando no mirábamos.

Colgaba adornos en el árbol

      La Navidad siempre era un caos. Recibíamos muchos regalos de mis abuelos y había muchas cajas decoradas debajo del árbol. Después de abrir las cajas, había mucho papel. A mi madre le gustaba guardar el papel bonito para usarlo de nuevo.

      Cuando era niña pasaba mucho tiempo con mi familia. Jugábamos juegos de mesa como «Chutes and Ladders» (toboganes y escaleras) o, mi favorito, «Trouble» (problemas) con la burbuja especial que tenías que empujar para mover el dado adentro.

      Además de los juegos de mesa, jugábamos al escondite mucho. Había varios lugares para esconderse en la casa. También jugábamos a la casita o tienda. Me gustaba pretender ser un perrito y gateaba por la casa ladrando.

      Compartía un dormitorio con mi hermana Miriam hasta que me fui de la casa a los dieciocho (18) años. Miriam y yo no nos llevábamos muy bien. Nos peleábamos mucho. Nos pelábamos por las muñecas de Barbie o por quién duerme arriba y quién abajo (teníamos literas). Más tarde nos peleábamos por tener privacidad en el dormitorio o por la música que queríamos escuchar.

En mi dormitorio con mi hermana

      Sin embargo, de vez en cuando Miriam y yo nos llevábamos bien y jugábamos, típicamente con las muñecas de Barbie. Teníamos unas muñecas pequeñas que se llamaban «Glamor Gals» (muchachas de glamur). Hacíamos ropa para nuestras muñecas con pañuelos, cinta y globos sin aire.

      Con mis hermanos yo jugaba con carritos. Construíamos ciudades de bloques con calles para los carritos. Los carritos tenían personalidades y familias. A veces Godzilla destruía la ciudad y atacaba los carritos. No me gustaba cuando Godzilla atacaba la ciudad porque siempre destruía mi casa primero.

      De niña yo creía que mis dos hermanas mayores eran súper chidas. Ellas tenían pelo largo, mientras yo siempre tenía el pelo corto. Ellas tenían un dormitorio grande en el ático y me sentía tan especial cuando me invitaron a su dormitorio. A veces mis hermanas traían su radio a mi dormitorio. Ponían música de los Bangles, Madonna y Michael Jackson y bailábamos.

      Mi madre no trabajaba cuando era niña, ella se quedaba en casa para cuidar a sus niños (mis padres tuvieron a diez (10) niños en total). Cuando era niña mi madre me leía. Teníamos muchos libros y me leía todos los días. Cuando era mayor, yo leía a mis hermanitos para ayudarle a mi madre.

Con mi mamá

      Me gustaba leer con mi madre, pero mi actividad favorita con mi madre era hornear. Hacíamos galletas, tartas, pan y rollos. Mi madre todavía hace los mejores rollos.

      Mi padre trabajaba como ingeniero eléctrico. No hacía mucho con él durante la semana, pero tengo buenos recuerdos de los fines de semana. Mi padre preparaba la comida los sábados. Preparaba panqueques con huevos y salchicha o tocino. Ponía música de los años cincuenta (50) y sesenta (60) y bailábamos en la sala. Los domingos mi padre hacía palomitas en la estufa. Luego comíamos las palomitas y mirábamos un programa de naturaleza en la televisión. A veces, hacía palomitas con caramelo. ¡Era lo mejor!

Con mi papá

      Tengo otros recuerdos de mi niñez de viajar y visitar la familia. Tengo muy bonitos recuerdos de mi niñez. Estoy agradecida por mis padres, hermanos y amigos que me ayudaron a formar estos recuerdos. Ahora trabajo para crear recuerdos bonitos para mis hijos.

El fin.

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