Simple Stories in Spanish: La aventura de la vida, parte 7

Season 10, episode 30

Previous chapters of La aventura de la vida include: Parte 1 , Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6

Xibalbá, the mayan underworld also known as “the place of fear”, is divided into rooms. Sandra and Gabriel, joined by the evil men hunting them, have already confronted the rooms of gloom, ice, and knives. Now they must make it through the rooms of bats and games without figuratively – or literally – losing their heads.

This story is in the third person and present tense, with multiple other verb forms used as needed to tell the story. Important vocabulary in the story includes: “murciélago” (bat),“ruido” (noise), “sonido” (sound), “pelota” (ball), “cancha” (court) “chillar” (to cry), “cabeza” (head) and “perder” (to lose).

La aventura de la vida, parte 7

—¡Cubre la cabeza! —grita Sandra. Levanta su camiseta un poco para esconder su propia cabeza. Escaparon de la casa de hielo y la casa de cuchillos para terminar en la casa de murciélagos.

Un murciélago enorme acaba de arrancarle la cabeza a uno de los hombres malos. El resto de su cuerpo sangra en el suelo.

—¡Su cabeza! ¡No tiene cabeza! —chilla otro hombre.

—¡Y pronto tú tampoco tendrás cabeza si no la escondes! —dice Sandra. Gabriel y los dos hombres malos que quedan copian a Sandra y meten sus cabezas en la camiseta.

—¿Qué demonios pasa ahora? —dice el líder del grupo malo.

—Estamos en la casa de murciélagos. Cazan las cabezas, así que, si mantenemos la calma y escondemos las cabezas, nos dejarán en paz —explica Sandra.

—“No pierdes la cabeza”tiene un significado doble aquí —dice Gabriel y Sandra puede oír su sonrisa aunque no pueda verla.

—Si cubrimos la cabeza, no podemos ver nada, y si no podemos ver nada, ¿cómo salimos de aquí? —pregunta un hombre.

Sandra no dice nada. Calma su mente. Siente el movimiento del aire por la cueva. Oye los chillidos de los murciélagos y el sonido de sus alas. Oye el sonido ahogado de los cuchillos en la otra cueva. Y oye algo más.

De repente, un murciélago vuela cerca y asusta al grupo.

—¿Qué estamos esperando? —dice el líder de los hombres malos.

—¡Sh! —dice Sandra—. Oigo algo.

Los ruidos son un poco más fuertes. Hay gritos y algo pega contra el suelo en la distancia. Sandra sabe adónde ir. Toma la mano de Gabriel y empieza a caminar. 

El grupo se mueve torpemente con sus cabezas escondidas en sus camisetas. Sandra sigue los ruidos y con cada paso se vuelven más fuertes.

«Si solo pudiera ver la salida. Tenemos que estar cerca» piensa. 

Decide arriesgarse y baja su camiseta un poco para ver. Una luz tenue entra en la cueva unos 50 (cincuenta) pies por delante. El alivio de Sandra al ver la salida no dura mucho tiempo. Varios murciélagos vuelan cerca de la salida y aún más duermen colgados del techo. De pronto, los ojos rojos de los murciélagos se fijan en los ojos visibles de Sandra y todos vuelan en su dirección.

—Oh no —dice Sandra con un poco de pánico. Esconde de nuevo su cabeza, pero ya es tarde; los murciélagos vienen.

—¿Qué pasa? —pregunta Gabriel, todavía con la cabeza tapada.

—Tenemos que correr, ¡ahora! —dice Sandra, apretando más fuerte la mano de Gabriel.

Sandra echa a correr y los tres hombres que la siguen corren también. Siente las alas de los murciélagos en los brazos. Escucha sus chillidos cerca de ellos. Con todo el ruido de los murciélagos es difícil oír los sonidos que estaba siguiendo.

Tienen que estar cerca y Sandra descubre la cabeza otra vez. Se agacha cuando un murciélago ataca y apenas lo evita. La salida está a unos pasos más. 

El grupo corre zigzagueando para evitar los murciélagos que quieren arrancarles las cabezas. Por fin llegan a la luz, pero la salida está bloqueada por un murciélago enorme. La criatura extiende sus garras hacia Sandra. Ella se agacha para evitarlo. No es suficientemente rápida y las garras rascan su mejilla. 

Sin embargo, la salida ahora está libre y Sandra corre con toda su fuerza al túnel iluminado. Cuando sale de la cueva, se detiene y respira con fuerza, aliviada de estar fuera del alcance de los murciélagos. 

Las cabezas de Gabriel y los otros dos hombres aparecen cuando arreglan sus camisetas. Cuando Gabriel mira la cara asustada y lastimada de Sandra, reacciona con preocupación.

—Estás lastimada —dice Gabriel, tocando la mejilla de Sandra con cuidado.

—Estoy viva, y eso es lo más importante —responde Sandra, pensando en el hombre malo que murió de manera tan violenta dentro de la cueva.

Después de un breve descanso, el grupo sigue adelante. Están en un túnel. El túnel, como casi todos los túneles en Xibalbá, está decorado con calaveras y relieves. Los sonidos que Sandra seguía en la casa de murciélagos son más fuertes en el túnel. Hay muchos gritos de emoción y otra vez el ruido de algo que pega contra el suelo.

El grupo llega al otro lado del túnel y se detiene. Están en un tipo de estadio. Allí abajo, dos equipos juegan al pitz, también llamado pok-ta-pok, o el juego de la pelota. La cancha es igual a la cancha que vieron en Chichén Itzá, con una excepción: puntos afilados salen de las paredes y del suelo. 

Los pies de los jugadores sangran donde han pisado un punto. Cuando se caen para pegar la pelota con la cadera, gritan de dolor. Pero no pueden dejar de jugar, no pueden perder. Porque los perdedores pierden más que un juego: pierden la cabeza.

Arriba de la acción del juego, los muertos gritan con entusiasmo. Es la única cosa que trae algo de felicidad a Xibalbá. En el lugar de honor, tres dioses de Xibalbá miran la acción con grandes sonrisas. Les gustan el dolor y el miedo de los jugadores. Viven por el momento en que un lado pierde la esperanza.

—Tenemos que salir de aquí antes del fin del juego o podríamos ser los próximos jugadores —susurra Sandra a Gabriel. Él asiente para indicar que comprende.

—Imagino que tampoco queremos ser notados por esos tres hombres importantes —añade Gabriel.

—Son dioses de Xibalbá. Si nos ven, estamos muertos —asiente Sandra.

—¿De qué susurran? No piensan dejarnos atrás —dice uno de los dos hombres. Sandra siente horror al volumen de sus palabras. Por suerte, hay un grito de la audiencia al mismo tiempo y la atención de los dioses de Xibalbá se queda en el juego.

—Tenemos que salir pronto y evitar a los tres dioses que están aquí si queremos sobrevivir —susurra Sandra.

El grupo camina con cuidado alrededor de los “aficionados” del juego de pelota. Para no llamar la atención, gritan cuando los aficionados gritan y gimen cuando ellos gimen.

De vez en cuando Sandra dirige su atención al juego abajo. Ha leído sobre el pitz, ha visto canchas del juego cuando visita las ruinas, ha visto dibujos que tratan de ilustrar el juego, pero verlo en persona es algo especial, en particular porque nadie sabe exactamente cómo se juega.

Dos equipos tratan de mandar una pelota a la zona de anotación del otro equipo. No pueden tocar la pelota con las manos ni con los pies. La pelota está hecha de látex y pesa más o menos 8 libras. La pelota bota, y hay que pegarla de un lado al otro de la cancha. Hay un círculo de piedra en cada pared. El juego termina si la pelota pasa por un círculo. Es muy difícil botar la pelota lo suficiente para pasarla por el círculo, así que los juegos pueden durar mucho tiempo.

La pelota bota de un lado al otro, pegada por los jugadores. De repente, hay un gran grito cuando la pelota pasa por un círculo de piedra y la audiencia se pone de pie. Las caras de los jugadores muestran triunfo y desesperación. El juego ha terminado.

Los dioses de Xibalba se levantan de sus sillas y flotan hacia la cancha. Los perdedores saben lo que viene. Hay pinturas que muestran el final de jugadores por todas las paredes: nobles atletas que están de rodillas frente a los dioses con cuchillos en la mano. Luego, en la próxima pintura, en vez de una cabeza, serpientes que representan la sangre saltan del cuello del jugador decapitado. Últimamente, su calavera se unirá con las de otros perdedores para decorar la casa de la pelota.

Como el equipo que son, los jugadores perdedores se arrodillan en unísono. Los dioses absorben su pena y decepción con gusto. Aunque Sandra no tiene ganas de ser testigo del sacrificio, no puede mirar hacia otro lado.

En ese instante, uno de los dioses de Xibalbá levanta la vista y hace contacto visual con Sandra. Ella se congela por el miedo que la invade.

—Sandra, creo que veo la salida —dice Gabriel. Sandra nota movimiento mientras los dos hombres malos pasan por una puerta. Quiere ir con ellos, pero no puede moverse.

—¡Sandra! ¡Tenemos que salir! ¿Qué esperas? —grita Gabriel. Entonces ve al dios de Xibalbá mirando fijamente a Sandra. Agarra su brazo y jala fuerte, rompiendo el trance.

Salen de la casa de la pelota justo cuando un dios de Xibalbá le corta la cabeza al primer perdedor. 

El fin.

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¡Muchas gracias por escuchar! Thank you for listening, and a HUGE thank you for your support. I really enjoy creating and sharing simple, comprehensible stories in Spanish. If you would like to help me in that endeavor, consider buying me a taco!

You can download a printer-friendly PDF of this story. Looking for the English translation? I have a PDF for that too! Read a paragraph in Spanish and then read the English translation to see what you understood.

Author: Camilla Given

I'm Camilla! I teach at the high school and college level in a small town in western Colorado. My goal is to teach the world Spanish through stories. I truly believe that stories make learning Spanish easier - and even fun! Feel free to contact me at smalltownspanishteacher@gmail.com

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