Simple Stories in Spanish: El hijo robot, parte 6 (conclusión)

Season 10, episode 12

Catalina, Gustavo, and Benjamín are trapped. Their only way out is to build a robot for the man who took them: Javier. But, Catalina and Gustavo have a different plan – one that will allow them to escape with their robot son and take down Javier in the process. Will they be able to pull it off?

This story is in the third person and the present tense with some past, future, perfect, and subjunctive tenses as well. Important vocabulary in the story includes: “cerebro” (brain), “piel” (skin), “salir” (to leave), and “enciende” (ignite/turn on).

El hijo robot, parte 6 (conclusión)

Catalina y Gustavo han estado trabajando durante días con poco descanso. Solo pausan para comer y dormir un poco. No han tenido contacto con Benjamín y Catalina está llegando a su límite: solo quiere abrazar a su hijo otra vez.

Javier dice que Catalina y Gustavo no pueden ver a Benjamín hasta que construyan un nuevo robot para él. Así que Catalina y Gustavo trabajan día y noche.

Por fin, tienen un robot construido. No es tan bueno como Benjamín: todavía no tiene la piel artificial, pero tiene todos los componentes necesarios para que Catalina le ponga su cerebro artificial.

A diferencia del cerebro artificial de Benjamín, Catalina no se toma el tiempo para crear un sistema límbico porque este robot no tendrá emociones ni necesitará una memoria. Tampoco crea un lóbulo frontal artificial con características de bondad y cariño. Este robot no tendrá personalidad alguna.

Otra diferencia entre el nuevo robot y Benjamín es que Catalina no puso ningún bloqueo en el cerebro. El robot es muy fuerte y tiene acceso a toda la información del mundo.

Catalina y Gustavo saben que el robot no es muy humano, pero esperan que Javier no note la diferencia hasta que puedan escaparse. Solo necesitan estar en el mismo salón que Benjamín para poner en marcha su plan.

Cuando el robot está conectado, llaman a Javier al taller para que lo vea. Están nerviosos, pero necesitan mantener la calma si quieren que su plan funcione.

—¿Dónde está su piel? No parece muy humano —dice Javier al entrar.

—Ponerle la piel es el último paso. Necesitamos ver que todo el robot funcione antes de cubrir el esqueleto —responde Gustavo.

—Entonces, ¿a qué esperan? Enciéndanlo —ordena Javier.

Catalina hace contacto visual con Gustavo y enciende el robot. Luces aparecen en los ojos y el cerebro artificial, pero el robot no se mueve.

—¿Cuál es el problema? ¿Por qué no se mueve? ¡Han estado aquí por días! ¡Háganme un robot o destruiré al suyo! —grita Javier.

—El robot es nuevo. No sabe qué hacer. Tiene que aprender —dice Catalina con voz tranquila. 

—Entonces, enséñenle —dice Javier.

—Será más fácil si tenemos a Benjamín. Podemos transferir el aprendizaje de Benjamín al nuevo robot —dice Gustavo.

—Tienen cinco minutos —responde Javier antes de salir.

Gustavo mira a Catalina. Su plan está en marcha. Poco después, un hombre entra con Benjamín. La familia se abraza hasta que el hombre les recuerda:

—Solo tienen cinco minutos.

—Mijo, siéntate aquí. Te prometo que todo estará bien. Necesitas ser fuerte un rato más y luego estaremos juntos de nuevo. No te preocupes —dice Catalina

—Mamá, papá ¿qué está pasando? ¿Qué quieren estos hombres? No son muy simpáticos —dice Benjamín.

—¡Dejen de hablar y hagan el trabajo o nos vamos! —grita el hombre.

Catalina toma un cable y lo conecta al cerebro de Benjamín. Conecta el otro extremo del cable a su computadora. En lugar de descargar el aprendizaje de Benjamín, quita los bloqueos de fuerza e inteligencia que había puesto inicialmente. Benjamín se siente diferente de inmediato.

—Ahora —le dice Catalina a Gustavo.

—Halcón, levántate —ordena Gustavo. El nuevo robot en la mesa se levanta inmediatamente.

—¿Qué pasa aquí? —dice el hombre.

—Halcón, ataca —ordena Gustavo. El robot ataca al hombre. El hombre lucha, pero el robot es demasiado fuerte.

—Benjamín, necesitas abrir la puerta —dice Catalina. Benjamín golpea la puerta con una mano y la puerta se cae al suelo. 

—¡Vámonos! —grita Gustavo.

Benjamín, Catalina, Gustavo y Halcón corren por los pasillos del edificio hacia el garage. Una alarma suena. Escuchan a personas corriendo en su dirección y abren una puerta para esconderse. Catalina y Gustavo no pueden ver nada en la oscuridad, pero Benjamín reacciona con sorpresa.

—Mamá, es un cuarto de bebés —dice Benjamín. Gustavo enciende una linterna y ven cuatro cunas con bebés dormidos. El corazón de Catalina se llena de compasión.

—No podemos dejarlos aquí, mi amor. No sabemos qué tipo de experimento estarán haciendo.

—Claro que no —dice Gustavo. Envuelve a dos bebés en una manta y la ata a su espalda. Repite la acción con los otros dos bebés y ata la manta a la espalda de Catalina.

—No te preocupes, mamá. Yo les protegeré —dice Benjamín.

Gustavo escucha en la puerta. No oye nada, entonces abren la puerta y se van corriendo. Llegan al garage y ven un coche al otro lado. Dos hombres vigilan el garage, pero creen que pueden llegar al coche sin ser vistos. Gustavo va primero.

Desafortunadamente, mientras Gustavo corre, uno de los bebés en su espalda se despierta y empieza a llorar. Los hombres oyen el llanto y giran con sus armas apuntando directamente a Gustavo. Gustavo levanta los brazos y grita:

—¡Halcón, protégeme!

Halcón sale de su escondite y ataca al primer hombre. Levanta al hombre en el aire y lo lanza contra el otro.

Con el ruido, los otros tres bebés se despiertan y lloran. Catalina y Gustavo corren rápidamente al coche. Abren la puerta y Catalina entra con los cuatro bebés.

—¡Benjamín, apúrate! —grita Gustavo.

Benjamín hace para correr, pero una mano lo agarra del hombro. Es Javier.

—No vas a ningún lado, robot débil —dice Javier.

Benjamín mira a Javier. No siente compasión por ese hombre. Benjamín agarra la mano de Javier y la aprieta con toda su fuerza. Los huesos de la mano de Javier se quiebran y él da un grito. Saca una pistola con su otra mano, pero Benjamín es más rápido ahora que no tiene los bloqueos: le quita la pistola y le golpea la nariz.

Mientras Benjamín lucha con Javier, otros hombres entran al garage. Catalina y Gustavo tienen que salir ahora. Arrancan el coche.

—Benjamín, ven, mijo. Halcón, abre el garage —ordena Gustavo.

El robot se mueve hacia un panel y toca el botón para abrir el garage. Benjamín corre hacia el coche más rápido que cualquier humano.

—¡No pueden escaparse! ¡No pueden esconderse! ¡Los encontraré! —grita Javier con la cara ensangrentada.

—Halcón, abrázalo —ordena Gustavo, señalando a Javier. Cuando Halcón tiene a Javier en sus brazos, Gustavo continúa:

—Destrúyete en diez segundos.

—Diez, nueve, ocho… —cuenta Halcón. Javier lucha en los brazos metálicos del robot, pero es inútil.

—…cinco, cuatro, tres…

El coche con Gustavo, Catalina, Benjamín y los cuatro bebés sale del garage a toda velocidad. Por el espejo, ven una explosión seguida de otras explosiones hasta que todo el edificio está en llamas.

Catalina revisa a los bebés. No tienen identificación; no sabe de dónde vienen. 

—¿Qué hacemos con ellos? —le pregunta a Gustavo.

—Siempre quisimos hijos, ¿no? Ahora tenemos cinco —responde Gustavo.

Cinco años después, Catalina y Gustavo viven muy felices en una hermosa casa en la costa con sus hijos José, Lupita, Óscar, Flor y Benjamín.

El fin.

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¡Muchas gracias por escuchar! Thank you for listening, and a HUGE thank you for your support. I really enjoy creating and sharing simple, comprehensible stories in Spanish. If you would like to help me in that endeavor, consider buying me a taco!

You can download a printer-friendly PDF of this story. Looking for the English translation? I have a PDF for that too! Read a paragraph in Spanish and then read the English translation to see what you understood.

Author: Camilla Given

I'm Camilla! I teach at the high school and college level in a small town in western Colorado. My goal is to teach the world Spanish through stories. I truly believe that stories make learning Spanish easier - and even fun! Feel free to contact me at smalltownspanishteacher@gmail.com

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